“La Biblia es
como un arroyo. Siempre y cuando te contentes con beber de la superficie, sus
aguas permanecerán limpias y claras. Pero si quieres entrar demasiado profundo,
agitas el agua, y ésta se vuelve lodosa e inapropiada para beber.”
Jesús de
Nazaret no sufrió por nosotros de ninguna manera, ni satisfizo a Dios (en
nuestro favor), si es que no seguimos el camino que Él caminó antes de nosotros
– solamente si seguimos los mandamientos del Padre, como Cristo los siguió–todo
hombre según su habilidad. Quienquiera que hable, se adhiera a, o crea otra
cosa diferente acerca de Cristo, hace de Cristo sólo un ídolo, como lo hacen
los sabios y entendidos en las Escrituras, que son evangelistas falsos, y como
hace el mundo entero.
Así como la
mordida externa de Adán del fruto prohibido, no lo hubiera dañado a él ni a sus
descendientes si su ser interno no hubiera estado involucrado en la
desobediencia; de la misma manera, el sufrimiento externo (visible) de Cristo
en la cruz no nos redime ni nos imparte gracia, si es que no tenemos una
obediencia interna y un gran deseo dentro de nosotros de hacer la voluntad de
Dios. (Estas son dos de las siete declaraciones de Jacob Kautz)
Esto ocurre cuando
se hace demasiado énfasis en los apóstoles y en movimiento fieles como los
cristianos primitivos, anabaptistas, valdenses, moravos, etc. Muchos están tan
enfocados en la vida de “verdaderos seguidores de Cristo” que se han olvidado
de establecer el fundamento en la roca (Jesús). Para todo han querido encontrar
una respuesta, y la Biblia se ha convertido en una herramienta para responder a
tantas y tantas preguntas que surgen al tratar de entender las cartas de los
apóstoles y los escritos de dichos movimientos fieles. Podríamos no saber nada
acerca de la Biblia y aun así obedecer a Dios, porque todos tenemos una ley
escrita en nuestros corazones y Dios se agrada de la obediencia, no del
conocimiento que tengamos acerca de Él. ¿Quién podría conocer a Dios mejor?
Aquel que pasa leyendo y llenándose cada vez más de teologías o aquel que vive
las enseñanzas de Su Maestro poniéndolas en práctica diariamente. ¿Será más
importante tener fundamentos (bíblicos o no bíblicos) de escritores (inspirados por el Espíritu Santo o no) para
contestar a todos acerca de cualquier tema referente de la Palabra, que tomar
nuestra cruz cada día? La Biblia y
cualquier escrito de un seguidor fiel de Cristo no es Dios. Sin embargo muchos
han utilizado la Escritura para corroborar sus maquinaciones individuales
acerca del significado de ser cristiano, ¿De qué sirve saber tanto? Si hemos
olvidado que el verdadero conocimiento de Dios se obtiene por medio de la
práctica y que de esa manera somos luz para que otros puedan darse cuenta de
los malos caminos que llevan y ARREPENTIRSE.
Hans Denck escribió: “Yo valoro a las Escrituras
por encima de todo tesoro humano, pero no tan altamente como la Palabra de Dios
que está Viva, es Fuerte, Eterna, y Libre (Hebreos 4:12.) La Palabra de Dios
está libre de los elementos de este mundo. Es Dios mismo. Es Espíritu y no
letra, escrita sin pluma ni papel, de tal manera que no puede ser borrada ni
eliminada. Como resultado de esto, la salvación no se halla limitada a la
Escritura, aunque la Escritura ayuda a muchos a la salvación (2ª Timoteo 3:16.)
Necesitamos entender que la Escritura no puede cambiar un corazón perverso por
sí misma, aunque lo haga más sabio. Por otro lado, un corazón piadoso en donde
la luz de Dios sí brilla, puede aprender de todas las cosas. Vemos entonces
cómo las Escrituras ayudan a aquellos que creen para llevarlos a la salvación y
a una vida santa. Pero a los que no creen, ellas (las Escrituras) sólo les
sirven para su propia condenación… Si la salvación dependiera exclusivamente de
leer las Escrituras o de oírlas predicadas, muchas personas analfabetas, y
muchos pueblos que no han tenido predicador, estarían totalmente perdidos. Las
Escrituras son meramente el testigo de la Palabra Interna de Dios. Un hombre
puede bien salvarse sin que se prediquen o lean las Escrituras, de otro modo,
¿Qué pasaría con los sordos, ciegos, o los iletrados? Entendemos a Dios,
nuestro Redentor, no a través de una letra sin vida, sino a través de la morada
de Cristo”.
Irineo
escribió: “Pues es
mejor y más provechoso para uno ser ignorante o de poca ciencia, si se acerca a
Dios por el amor hacia su prójimo, que imaginarse saber mucho y ser erudito en
muchas cosas hasta blasfemar de Dios inventando a otro Dios y Padre. Por eso
Pablo exclamó: “La ciencia infla, el amor edifica”… Mejor que buscar la ciencia
es no conocer otra cosa sino a Jesucristo el Hijo de Dios crucificado por
nosotros, en vez de investigar cuestiones sutiles hasta caer en la impiedad y
en la vana palabrería”. (180 d.C.)
Un cristiano
fiel dijo: “Nadie puede conocer verdaderamente a Cristo a menos que lo siga diariamente
en su vida” Otro dijo: “El que sólo estudia las Santas Escrituras recibe
conocimiento. Pero es un conocimiento inútil que no cambia a nadie. Ningún
hombre, sin importar cuán preparado esté, puede entender las Escrituras Santas
sino sólo hasta que venga a conocerlas y aprenderlas en la parte más profunda
de su alma. Si habla acerca de las Santas Escrituras antes de que esto tenga
lugar, él habla como si un ciego describiera los colores”.
En conclusión,
sí los primeros cristianos, los anabaptistas o cualquier movimiento fiel se ha
hecho tu modelo a seguir entonces te has convertido en un "admirador" más de Cristo y no un verdadero "seguidor" de Él…Dios
tenga misericordia de ti y puedas arrepentirte y volverte de tu error….Por amor
a tu alma te lo decimos. Dios no nos va a pedir cuentas de cómo comprendimos a
los escritos inspirados por el Espíritu Santo, más bien pedirá cuentas de cómo
viviste en este siglo, si sobriamente como un varón justo ante Sus ojos o
impíamente alimentando tu carne con tanto conocimiento.
“Algunos, a la verdad, predican a Cristo por envidia y
contienda; pero otros de buena voluntad. Los unos anuncian a Cristo por
contención, no sinceramente, pero los otros por amor” (Filipenses 1:15-17)
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