viernes, 1 de marzo de 2013

El Camino de la Verdad

En la actualidad muchas personas que dicen seguir a Jesús, se hacen varias preguntas de las cuales nunca han encontrado una respuesta plena y satisfactoria por las tantas dudas que en ellos prevalecen: ¿Será esta la verdad?, ¿Se estará predicando la verdad en la iglesia a donde voy?, ¿Por qué hay más denominaciones donde no se predica la verdad?, ¿Estaremos agradando a Dios? Para responder a estas preguntas es necesario tener plena disposición y apertura a lo que piensan los demás, siendo diligentes y atentos con lo que otras personas quieren decirnos o darnos a entender con respecto a estos temas, poniendo en práctica la humildad. Para esto queremos primeramente parafrasear la introducción del libro “Los primeros cristianos y sus escritos (¿Por qué la iglesia moderna necesita escuchar a la iglesia primitiva?)” de David Bercot: 

“Es decir, ser totalmente objetivos en la búsqueda de la verdad de Dios. Los cristianos intelectualmente honestos tienen el deseo y la capacidad para ver todos los lados de cualquier tema espiritual o teológico. Éstos están mucho más comprometidos en investigar cuál es la verdad que defender sus posiciones personales o las de su denominación o iglesia. 

En realidad, la honestidad espiritual e intelectual debería caracterizar naturalmente a todos los cristianos. La Escritura nos dice que Dios es un Dios de verdad (Salmos 31:5). Una persona que en verdad ha nacido de Dios desea intensamente imitar a su Padre. Como Jesús declaró: “Los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren” (Juan 4:24). 

Por tanto, si tu deseo vehemente no es por la verdad, nunca la encontraras, si deseas simplemente encontrar apoyo para tus interpretaciones personales o denominacionales, entonces no tiene sentido que sigas leyendo. Tu deseo será mucho más satisfecho, leyendo solamente la literatura publicada por tu iglesia o denominación. 

Sin embargo, si sientes dolor en tu corazón buscando la verdad, si tu anhelo ferviente es adorar a Dios en espíritu y en verdad, sólo te pido que en oración y con honestidad consideres lo que tengo que decir. 

Pero déjame decirte ahora en el comienzo que este no es un escrito acerca de interpretaciones personales de la Biblia. No estoy diciendo que si estás interesado en la verdad, debes seguir mi interpretación personal de la Biblia. De hecho, mi pensamiento es totalmente irrelevante. Yo no estoy en una mejor posición que tú para entender con exactitud las Escrituras. Si la opción está entre tu interpretación y la mía, puedes seguir también tu propia interpretación”. (David Bercot 1992) 

¿Realmente buscamos a Jesús? 

Cuando se tiene un deseo sincero de encontrar la verdad en Dios, es muy posible que las personas encuentren el camino que Él ha preparado para sus hijos, “el camino de la verdad”; la cuestión es si realmente estamos buscando a Jesús. Muchas personas tienen problemas económicos, y en su andar lleno de preocupaciones por el capital y la estabilidad que les da el tener más que el ser, no encuentra solución a sus problemas, cuando en esa situación se topan con una iglesia en la cual se predica “el evangelio de la prosperidad” creen entonces que están en el camino correcto, el problemas es que Jesús está en segundo plano para ellos, porque la prioridad de profesar ser cristiano y congregarse en una iglesia es prosperar, tener existo, estar sano y no realmente vivir conforme a la voluntad del Señor. 

Veamos que dice la Palabra acerca de la prosperidad material: 

·“Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores” (1 Timoteo 6:10) 

· “Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora” (Hebreos 13.5). 

· “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Mateo 6.19-21). 

· “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas” (Mateo 6.24). 

¿Confiamos en Dios? 

La escritura es muy clara al decirnos que el dinero es algo que no agrada a Dios, Él mismo nos dice que “teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto” (1 Timoteo 6.8), y que no nos afanemos diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? (Mateo 6:31), Dios todo poderoso sabe que tenemos estas necesidades, y al buscar primeramente su Reino, Él promete que estas cosas nos serán añadidas. (Mateo 6:33), la pregunta ahora es ¿Realmente estas buscando primeramente el Reino de Dios y su justicia?, ¿Te estás poniendo en manos del Señor dejando que Él controle tu vida? 


Otras personas lo que buscan son palabras convincentes (de sus pastores), quieren que les digan los que a ellos mundanamente hablando les conviene escuchar y no realmente la Verdad, porque esta Verdad (que es la Palabra de Dios), es contraria a lo que piensan, y todo para poder justificar su falso caminar, su pecado, y su rebelión a obedecer “Tus profetas vieron para ti vanidad y locura; Y no descubrieron tu pecado para impedir tu cautiverio, Sino que te predicaron vanas profecías y extravíos”.(Lamentaciones 2:14) En la Biblia podemos encontrar pasajes como el siguiente: “Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo”. (Colosenses 2:8), este pasaje se presta a la interpretación que cada “denominación” le pueda dar, pero hay que tomar en cuenta que en ningún lugar de la escritura Jesús dice que su iglesia se reconocería por algún nombre, religión o denominación, sólo dijo que “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (Juan 13:35) 


¿Qué tenemos como resultado? 

Las religiones y denominaciones se han desviado de las sencillas enseñanzas del Maestro que están plasmadas en las Sagrada Escrituras, han establecido reglas propias, requerimientos inventados por el hombre ajenos a la Palabra Verdadera, que se han convertido en "dogmas" definidas como “postulados que se valoran por su condición de firmes y verídicos y a los cuales se reconoce como afirmaciones irrefutables frente a las cuales no hay espacio para réplicas”. Por ejemplo: 

-En la religión católica los hijos de los que integran dicha iglesia tienen que cumplir con el bautismo poco después de nacer, porque se piensa que los niños (que son criaturas creadas por Dios) nacen con “el pecado original”, cuando en la Biblia dice que Jesús mismo reprendió a sus discípulos cuando impedían que los niños se acercaran a Él, y les dijo: “Dejad a los niños venir a mí, y no se los impidáis, porque de ellos es el Reino de Dios”. (Lucas 18:16). También encontramos que en esta religión tienen que cumplir con la “primera comunión” y con la “confirmación”, más en ningún lugar de la escritura se abordan estos temas, “Este pueblo de labios me honra; Mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres” (Mateo 15:8,9) 

-En las iglesias evangélicas debes esperar un discipulado que se define como "la posición o duración de ser un discípulo" "( http://www.pmministries.com/CEES/2008/ES1/LC/LC1.pdf), es decir, las personas pertenecientes a dicha denominación, tienen que recibir por parte de alguna autoridad de dicha organización, una guía de cómo llegar al arrepentimiento, cómo sentirte realmente preparado para ser perdonado por Dios y te llevan de esta manera a tener una experiencia emocional, en la que la persona expresa una profunda tristeza por las ofensas que ha hecho a Dios, después de un tiempo la persona siente que ha sido perdonada y salvada; y a continuación deciden las autoridades de la iglesia si dicha persona puede ser bautizada o no (Ellos lo deciden por ti), basan el arrepentimiento y el perdón de Dios en emociones, en lugar de entregar su ser a Dios, arrepintiéndose de corazón comenzando a caminar en obediencia y poniendo en práctica los mandatos del Creador. Pero una experiencia no te hace discípulo de Cristo, es más bien la obediencia a sus mandatos (Juan 14:21 y 1 Juan 2:4).

Pero ¿Qué encontramos en la Escritura con respecto a este tema?, dice en el libro de Hechos 2:37,38: “Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?, Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo”. 

En ningún momento vemos al apóstol Pedro respondiéndole a los Judíos: “Vengan, pasen al frente, van a confesar sus pecados, van a llorar y a gritarle a Dios que los perdone por sus ofensas al son de esta melodía triste”, tampoco les dijo: “Bueno, para poder arrepentirse van a recibir un discipulado por parte de alguno de nosotros los apóstoles y cuando veamos que están listos, creeremos en su arrepentimiento y serán bautizados”, la escritura es muy clara y la respuesta de Pedro fue muy sencilla: “Arrepiéntanse y bautícense para el perdón de los pecados”. No queremos decir con esto que a cualquier persona se le tiene que bautizar en nombre de nuestro Señor sin haber visto antes en ella “frutos dignos de arrepentimiento”, pero la decisión final de seguir a Cristo, sellando el pacto de morir al pecado y a lo que este mundo ofrece, siempre será de la persona y no de la autoridad o pastor de la iglesia; en ningún momento el apóstol Pedro dijo que ellos (los apóstoles) iban a decidir cuándo era el momento indicado para bautizar a aquellos que se compungieron de corazón por haber ofendido al Creador.

Han creado reglas ajenas a la Palabra; y no dudamos que lo hagan con buenas intenciones para cuidar la pureza de su iglesia, pero este requerimiento se asemeja a lo que los fariseos quisieron hacer con las Sagradas Escrituras, las cuidaron tanto (incluso poniendo un fuerte alrededor de de las mismas metafóricamente hablando), pero al mismo tiempo descuidaron cosas realmente importantes con respecto a los mandatos de Jehová, tanto se descuidaron en esa ceguera teológica, que terminaron crucificando a Jesús, el hijo de Dios enviado a esta tierra para liberarnos de la esclavitud provocada por el pecado. “Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios” (Romanos 10:3). 

-Hay algunas otras iglesias en donde se enseña a que si no cumples con los diezmos y el día de reposo no eres salvo. Con respecto al diezmo se puede explicar su procedencia en los siguientes pasajes bíblicos: 

1.- El diezmo fue implementado en la ley Judía, como parte del antiguo pacto (Lv 27:30) 

2.- El diezmo era el 10% del producto del campo, del ganado y de la producción de vino y de aceite (Dt 14:22,23) 

3.- El diezmo era anual (no mensual) (Dt 14:22) 

4.- El diezmo estaba destinado al levita (Nm 18:21,24), al extranjero, a los huérfanos y a la viudas (Dt 14:29), obviamente estas personas estaban exentas. 

Lo principal a entender es que el diezmo no es dinero, porque el dinero fue creado por el hombre guiado por el mal, con el principal objetivo de corromper al mismo ser humano, el capital es metal y papel al cual, el hombre ha dado un valor indefinido y como resultado tenemos la ambición por el poder, la avaricia, las matanzas y la injusticia, recordemos lo que dice Pablo en 1 Timoteo 6:10 acerca del dinero y lo que provoca: “porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores”. Jesús señaló que el dueño del dinero es el que gobierna el mundo (Mt 22:21) "dale el dinero al que es dueño del dinero"; sabemos que el dinero corrompe y sabemos quién esta atrás de todo esto (Satanás quien gobierna en este mundo), viene entonces la pregunta ¿Por qué habríamos de traer lo que perece, lo profano, la inmundicia y el mal del mundo delante del Señor? 

Hoy en día las religiones cristianas evangélicas se han enriquecido mediante el 10% del salario de sus miembros, a quienes obligan a dar utilizando la Biblia para justificar un ministerio religioso, poniendo un falso peso de maldición y transmitiendo culpa a quien no puede dar ese 10% de sus escasos salarios, incluso se les llama ladrones. Es increíble hasta donde ha llegado la avaricia de sus dirigentes; el diezmo no proviene del salario de una persona, el evangelio se debe enseñar “gratis” no debe tener costo, ni se debe exigir algo a cambio, solo recibir lo mínimo y necesario (el alimento y hospedaje) como se muestra en “(Mateo capitulo 10)”. 

Con respecto al día de reposo, la Palabra nos muestra que los fariseos buscaban a Jesús para matarle, porque había sanado en día de reposo (Juan 5:16,17) y Jesús les respondió: "Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo”. Y en otra parte de la Escritura encontramos lo siguiente: “Y he aquí había allí uno que tenía seca una mano; y preguntaron a Jesús, para poder acusarle: ¿Es lícito sanar en el día de reposo? El les dijo: ¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si ésta cayere en un hoyo en día de reposo, no le eche mano, y la levante?” (Mateo 12:10,11) después Jesús sanó a aquella persona que quisieron utilizar como instrumento para acusarle. 

Sin la intención de quitarle importancia, nos damos cuenta de que realmente el día de reposo y el diezmo no son muy trascendentales para que una persona esté en el camino de la verdad, y a esto muchos podrán decir “Ho, no te compares con Jesús” pero Él mismo nos llamo a seguir su ejemplo, “Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas” (1 Pedro 2:21), “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”. (Mateo 5:48) y “sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo”. (1 Pedro 1:15:16). En el primer pasaje Dios nos llama a seguir su ejemplo (vivir como Él vivió), en el segundo nos llama a ser perfectos, entendiendo la perfección no como la define el mundo (no equivocarse en nada, no tener ningún error), la perfección para Dios es andar en la luz que tenemos, poniendo en práctica lo que entendemos de su Palabra sin tratar de distorsionarla o agregarle argumentos propios; en el tercer pasaje el Señor nos llama a ser santos, reflexionemos si nuestra forma de vida está encaminada a la santidad, si estamos siendo apartados para Dios con nuestras acciones. ¿Será que Dios nos pide cosas que no podemos hacer? Y si es así ¿Para qué estableció esos mandatos? o ¿Es posible que Dios se halla equivocado?, no nos engañemos, Dios no se equivoca. No nos excusemos para justificar nuestra desobediencia a las cosas que Él nos llama, porque en su infinita sabiduría el Creador no nos pide cosas imposibles de hacer. 

¿Se podrá vivir totalmente conforme a la voluntad de Dios? 

Dios no nos pide cosas que no podemos hacer, la gente se pregunta si realmente podemos vivir totalmente conforme a los mandatos de Él, argumentan en muchas ocasiones que tal vez en estos tiempos ya no es posible vivir así, que es realmente imposible, otro argumento es:”Eso era antes, los tiempos cambian y hoy el cristianismo es diferente”. Un ejemplo claro es la vestimenta de las mujeres, Dios les manda a vestir con pudor y modestia (1 Timoteo 2:9), pero las personas que no quieren obedecer recalan diciendo “Así se vestían antes”, “Es incómodo”, “Es anticuado”. Sin darse cuenta “las modas del mundo” pasaron a ser parte de sus vidas. Pero para el Señor las cosas no pasan de moda, las modas fueron creadas por la corriente de este mundo. Así es que no es válido decir que la vestimenta descrita en la Biblia es anticuada e incómoda, porque ante los ojos de Dios esto no es así, aunque para los ojos del mundo si lo sea, si realmente queremos obedecer tendríamos que acatar este sencillo mandato, nosotros tenemos el poder de decidir si queremos ser dignos para Dios vistiéndonos como Él nos manda, o quedar bien con los demás y con los ojos con los que nos ven al vestir de una forma o de otra, tú decides si haces lo que agrada a Dios o a la gente. 

Los primeros cristianos como un referente muy cercano a la verdad 

¿Quiénes eran los primeros cristianos? 

Cuando hablamos de “los primeros cristianos”, nos referimos a los cristianos que vivían entre los años 90 y 199 d. de J.C. 

El apóstol Juan estaba vivo al principio de esta época. En esta primera generación de primeros cristianos, había gente que había conocido personalmente a alguno de los apóstoles. Habían recibido instrucción de ellos. Policarpo sirve como ejemplo de tales personas. Él fue instruido por el apóstol Juan. Esta época terminó con un hombre que fue enseñado por Policarpo: Ireneo. Así había un solo eslabón humano entre él y los apóstoles. 

Al decir “cristianismo primitivo”, hacemos alusión a las creencias y prácticas de la comunidad de primeros cristianos, en todo el mundo, que mantenían los vínculos de compañerismo entre sí. No se está hablando de las creencias y prácticas de los que eran llamados herejes. Usando la figura de la parábola en Mateo 13.24-30, se habla sólo del trigo. No del campo que contenía tanto el trigo como la cizaña. 

Los grandes cambios en la doctrina cristiana se hicieron después de 313, año en que el emperador romano Constantino legalizó el cristianismo. 

Cuando se empieza a hablar de los escritores entre los primeros cristianos, muchas personas luego responden: “Ah, bien. Usted se refiere a ‘los santos padres’ de la iglesia.” Pero estos escritores no eran “santos padres de la iglesia”. La mayoría de ellos eran cristianos ordinarios que trabajaban con sus manos, aunque sí tenían más educación que muchos otros en su tiempo. Se hubieran indignado con cualquier persona que se hubiese atrevido a llamarlos “santos padres”. No tenían tal nombre. Los únicos “padres” de la iglesia que ellos conocían eran los apóstoles—y no los llamaron padres. 

En verdad, el hecho de que estos escritores no eran padres de la iglesia añade gran valor a sus escritos. Si ellos fueran “padres” de algún gran sistema teológico, sus escritos serían de poco valor para nosotros. En tal caso, aprenderíamos sólo las doctrinas que tales teólogos hubieran propuesto. Pero los cristianos en el segundo siglo no escribieron obras de teología. Ningún cristiano del segundo siglo puede ser llamado teólogo. No existía en ese tiempo una teología sistemática en el sentido actual, ni en todo el mundo antes del emperador Constantino. 


Uno de los distintivos del cristianismo primitivo es la carencia de muchos dogmas inflexibles. En realidad, mientras más atrás uno va en la historia del cristianismo, menos de teología halla.

Los escritos de la iglesia primitiva pueden ser divididos en tres clases:(1) obras de apología que defendían las creencias cristianas frente a los ataques de los judíos y de los romanos; (2) obras que defendían al cristianismo contra los herejes; y (3) correspondencia entre iglesias. Estos escritos dan testimonio de las creencias y prácticas universales en la época después de la muerte de los apóstoles. Y es esto lo que les da gran valor. 

Y ¿Por qué son importantes los escritos de cristianos que vivieron en esta época? La razón es que el testimonio de los primeros cristianos sostiene que muchos, tales como Clemente de Roma y Policarpo, conocieron a los apóstoles de Jesús. Ellos fueron aprobados por los apóstoles y señalados también para liderar la iglesia. Los estudios modernos de la historia de la iglesia deberían depender de los escritores de la iglesia primitiva para informarse sobre temas de gran importancia. Además, su entendimiento de la Biblia es de gran valor y debe ser usado como un comentario bíblico. Para estar seguros, ninguno de estos escritores afirmó que sus escritos les fueron dados por inspiración divina; ni elevaron sus escritos al mismo nivel que la Biblia. Sin embargo, sí afirmaron que estaban transmitiendo fielmente la fe que los apóstoles habían entregado a la iglesia. 


Debemos pedirle a Espíritu Santo que nos de sabiduría y humildad, para comprender. Si somos capaces de leer a Rick Warren, Max Lucado, Cesar Castellanos, Benny Hinn, etc, etc, porque no poner atención en lo que escribieron estos Siervos de Dios llamados Varones apostólicos. Sus escritos son de gran trascendencia, porque fueron de la primera y segunda generación de cristianos, después de los apóstoles. 

Te preguntarás si ellos conocían la verdad 

Ellos conocieron y vivieron la Verdad, es por eso que sus escritos tienes más valides que cualquier opinión de algún Cristiano y de cualquier libro de la actualidad. Es de gran importancia comprender los principios básicos del cristianismo primitivo. Éstos pueden ser resumidos principalmente en dos (La esencia del cristianismo primitivo): 

(1) Los primeros cristianos se enfocaron en vivir a la luz del mensaje de Cristo y explicar este mensaje al mundo incrédulo en lugar de refinar sus destrezas y conocimientos teológicos; y 

(2) La doctrina de la iglesia Primitiva es menos elaborada y definida que la teología moderna. Sin embargo, para los primeros cristianos, el corazón de su fe consistía en una relación de amor obediente con Cristo; no en la habilidad de formular dogmas. 

Es importante mencionar que un número considerable de estos escritores cristianos murieron como mártires, en manos de gobernantes que no comprendían las enseñanzas de Jesús y que sin motivo justificable aborrecían la vida de los seguidores del único Maestro. (Extraído de www.quehablenlosprimeroscristianos.blogsopt.com el 15 de nov. Del 2012, a las 11:09 am)

Pero si lo anterior no es suficiente o muy convincente para ti, existe un argumento muy interesante con respecto a las enseñanzas de los primeros cristianos con relación a la iglesia moderna. El siguiente texto es un fragmento del libro “Que hablen los primeros cristianos” escrito por David Bercot: ¿Quién entiende mejor a los Apóstoles?

Los escritos de los primeros cristianos nos dan un punto de referencia 

Como muchos otros, creemos verdaderamente que la Biblia es la única autoridad para los cristianos, un libro inspirado y sin error. Pero nosotros los cristianos que creemos en la Biblia estamos divididos entre cientos de diferentes denominaciones y sectas. Por lo general, tales divisiones no resultan porque hay cristianos que tuercen las Escrituras para motivos egoístas con intención de engañar. Al contrario, es verdad que muchas enseñanzas en la Biblia no están muy claras. Muchos pasajes de la Biblia se pueden entender de diferentes formas. 

Como resultado de eso, aun los cristianos que creen la Biblia se sienten obligados a fijar otra base de autoridad, además de la Biblia. Por ejemplo, muchos ponen mucha confianza en los impresos de su denominación o las autoridades eclesiásticas. Muchos confían en los pastores, en los seminarios, en los comentarios bíblicos, en los credos, o en las tradiciones de la iglesia evangélica. Pero, ¿cuánto valor tienen, en realidad, tales fuentes de autoridad? ¿Puede un seminario tener más entendimiento que otro? ¿Podemos saber que nuestro pastor sí tiene razón y el otro pastor no? ¿Cómo podemos estar seguros de que un autor como Matthew Henry, escribiendo un comentario en el siglo decimoséptimo, entendió lo que los apóstoles querían decir. 

Aquí nos pueden ayudar los escritos de los primeros cristianos. Sí, nos pueden ayudar bastante. Estos escritos no son inspirados, y nunca pretenden ser inspirados. Los escritores de la iglesia primitiva no levantaban sus escritos al mismo nivel que las Escrituras. Tampoco debemos hacerlo nosotros. Sin embargo, de sus escritos podemos saber lo que creían los cristianos al final de la época apostólica. Esto nos da un punto de referencia que es mucho más valioso que cualquier otro punto de referencia que tenemos en el siglo veinte, sea seminario, comentario o pastor. 

Si vamos a usar los escritos de los primeros cristianos como punto de referencia, tenemos que ser honrados con ello. Algunas denominaciones citan los escritos de la iglesia primitiva para apoyar sus doctrinas eclesiásticas. Cuando hacen eso, se basan en que el testimonio de los primeros cristianos es evidencia fuerte de lo que los apóstoles creían. No obstante, yo he confrontado a líderes de estas mismas denominaciones con otras creencias de los primeros cristianos, creencias que no concuerdan con las de su denominación. ¡Y todo cambió muy rápido! En este momento, lo que creían los primeros cristianos no tenía importancia. 

En otras palabras, cuando los escritos de los primeros cristianos concuerdan con lo que nosotros creemos, los apreciamos. Cuando no concuerdan, los despreciamos y no los tomamos en cuenta. ¿Será honrado esto? Si esto hacemos, ¿estamos buscando en realidad la verdad de Dios?”

Para concluir 

Consideramos que si ustedes están realmente interesados en saber la verdad y en estar en el camino de la misma, es importante que con deseo sincero busquen esa verdad, quien realmente busca estar bien con Dios no se conforma, a diario sigue adelante, buscando entender las “perlas de gran precio” (mateo 13:45,46) que son las enseñanzas de nuestro Maestro Jesús; los mandatos de nuestro Señor son muy claros para quien realmente tiene “oídos para oír” (Mateo 13:43), no busquemos justificaciones para hacer nuestra voluntad y no obedecerle, recuerden que Él conoce nuestras obras, nuestro pensamiento y nuestro corazón, hay de aquel que no entregue toda su vida a Él y se mantenga en la tibieza (Apocalipsis 3:15,16) 

Un referente muy valioso que tenemos es el testimonio y los escritos de los primeros cristianos, que fueron enseñados por los mismos apóstoles y que basaban su vida apegándose totalmente a la Escritura, sin mencionar que eran parte de la misma cultura en la que vivieron los discípulos de Cristo. Los invitamos a que analices sus escritos y lo que pensaban con respecto a los temas abordados en este escrito: salvación, día de reposo, diezmo, vestimenta, obediencia, dinero, bautismo, entre otros muchos de tu interés. 

En 1ra de Juan 2:6 dice: “El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo”, reflexionemos acerca de si andamos como Él anduvo, o si estamos poniendo pretextos para no apegarnos a su voluntad y no caminar con Él en la senda de la verdad, pensemos si realmente le estamos entregando toda nuestra vida al Señor y ya morimos a los caminos de este mundo, meditemos si estamos yendo en pos de el único Maestro negándonos a nosotros mismos y tomando nuestra cruz cada día (Lucas 9:23), o si seguimos aferrados a nuestros propios pensamientos acerca de la verdad, justificándonos para no vivir conforme a sus mandatos, “Dios Bendiga Su Palabra y les guarde”

Escrito por Pedro Santos

Bibliografía citada:

· “Santa Biblia”, Reina-Valera – 1960 

· “Los Primeros Cristianos y sus Escritos”, David Bercot – 1992 

· “Que Hablen los Primeros Cristianos”, David Bercot – 1994 

· www.quehablenlosprimeroscristianos.blogspot.com

· www.laiglesiaprimitiva.com 



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