Definición de términos:
Doctrina es aquel conjunto de ideas
particularmente religiosas, sociales o políticas que unen en un grupo a las
personas que la profesan. Doctrina también puede ser entendida como
“enseñanza”.
Separación es la acción y efecto de
separarse. Algunas otras definiciones dicen que separación es Hecho de separar
o separarse dos o más cosas.
En la
Biblia notamos el significado de separación a través de los siguientes
ejemplos:
2
Corintios 6:17,18
Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el
Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré, Y seré para vosotros por
Padre, Y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso.
El
apóstol Pablo animó a los corintios a separarse de las cosas de este mundo, apartarse
de aquellos que prefieren servir al príncipe de este siglo corrupto, pues de
esa manera seremos recibidos como hijos por Dios. Sí no hay una separación de
lo antes mencionado, no debemos ni soñar con ser o llamarnos hijos de Dios.
Romanos
12:2
No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio
de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la
buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
Hacer
la voluntad de Dios es lo que nos lleva a separarnos de las costumbres y
tradiciones mundanas. Conformarse a este siglo y a lo que nos ofrece es
declarar que Dios no es importante para nosotros. No debemos acoplarnos al
mundo, debemos mantenernos separados en todo aspecto carnal y espiritual del mismo.
Aquellos que piensan que tenemos que volvernos como el mundo para poder “ganar
almas” están en un error, debemos ser diferentes al mundo, ser luz, ser la sal
de la tierra, dando verdadero testimonio de la vida cristiana con nuestras
acciones basadas en los mandatos del Señor. Por lo tanto, el apartarse e ir a
vivir alejados de la sociedad también es incorrecto, pues viviendo ocultándose
del mundo ¿Cómo seremos la luz del mundo? (Mateo 5:14-16) la separación no hace
referencia a alejarnos de la sociedad, sino de vivir un estilo de vida
diferente, apegado a las sencillas enseñanzas de Jesús, vivir con un modo de
pensar y sentir distinto, demostrando con nuestras buenas obras de justicias
que se puede vivir a la manera que Dios manda, por eso es que “el espíritu da
testimonio”.
Lucas
16:26
Además de todo esto, una gran sima está puesta entre
nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros,
no pueden, ni de allá pasar acá.
Aquellos
que mueren antes del juicio venidero, van a un lugar en el que esperan dicho
juicio de Dios, después de la muerte material hay una separación, esa
separación viene desde la vida terrenal, es decir, los que hicieron lo malo (en
vida) esperan condena en aquel lugar de tormento; pero los que hicieron lo bueno
ante los ojos de Dios, esperan vida eterna (según Jesús, ese lugar de espera es
el paraíso) No esperemos que en el día en que muramos habrá tiempo para
arrepentirnos, es ahora cuando debemos dejar nuestros malos caminos; la
separación es desde ahora y para siempre, antes y después de la vida actual.
Mundo es el sistema de vida material
y físico controlado por satanás (Lucas 4:5-8) que obra contra Dios y envuelve a
la humanidad en incredulidad y desobediencia ofreciéndoles deleites pasajeros.
1 Juan 2:15-17
No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si
alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en
el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la
vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos;
pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
Hay una
separación entre las cosas de Dios y las cosas del mundo, la principal
diferencia es que las cosas del mundo perecerán, en cambio, las cosas de Dios
permanecerán para siempre. Muchos se hacen a la idea de que pueden tener a Dios
y al mundo al mismo tiempo; sin embargo, ese tipo de pensamiento ha dado origen
a un “cristianismo falso”, una vida fácil y cómoda en donde sin importar cuánto
ames al mundo, se piensa que Dios te seguirá considerando como a uno de Sus
hijos; ese es uno de los más grandes engaños en este tiempo y el diablo es el
que ha estado obrando para que ese engaño siga expandiéndose en la humanidad,
tristemente muchos lo creen y se están perdiendo. O somos del mundo o somos de
Dios, fríos o calientes, Dios aborrece la tibieza, Dios quiere ocupar todo
nuestro ser, Él quiere nuestra vida entera, no pensemos que Él pasará por alto
que alguna cosa ocupe parte de nuestro corazón (aunque esa cosas ocupe un
pequeño espacio) Dios quiere todo, y de hecho Él es digno de todo, todo es de
Él. Contrario a lo que se enseña en las iglesias denominacionales, el Señor
quiere que vivamos en santidad (1 Pedro 1:15) ser apartados para Él, vivir
dispuestos a ser Sus instrumentos en este mundo, consagrados en plenitud a Su
voluntad. No podemos ser santos en toda nuestra manera de vivir, si nos
ocupamos en las cosas que este mundo ofrece.
Verdades que gobiernan a la separación del mundo
El
orden establecido por Dios
Desde
que Dios creó al mundo Él ha establecido un orden, por medio de Su infinita
sabiduría el Creador de todas las cosas acomodó cada aspecto de Su creación de
manera perfecta, sin errores, todo lo hizo con un exacto propósito. Este orden
también lo estableció al crear al género humano y desde el principio, cuando el
hombre decidió seguir su propio camino rindiéndose al diablo, dejando a un lado
el señorío de Dios, se estableció el orden en la relación entre Dios y los
seres humanos. Adán murió por su desobediencia, es decir, se separó de una
relación directa con Dios, esto trajo una separación entre Dios y los hombres
(Génesis 3)
Dios
gobierna en el cielo y Él tiene el control sobre todo el universo, todo
funciona gracias al poder del Señor. Y de la misma manera en que Dios hizo los
cielos y la tierra, también los deshará (2 Pedro 5:7). Dios tiene el control
sobre la humanidad, de su existencia y muerte Él dispone, vemos que en Hechos
17:26 dice: Y de una sangre ha hecho todo
el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y
les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación; y
también dice en Deuteronomio 32:8 que “Cuando
el Altísimo hizo heredar a las naciones, Cuando hizo dividir a los hijos de los
hombres, Estableció los límites de los pueblos Según el número de los hijos de
Israel.”
Aunque
el mundo le ha entregado potestad al maligno para ser el príncipe de este siglo
y gracias a eso el diablo tiene poder en este mundo, aun así, Dios tiene el
control sobre todas las cosas, e incluso satanás le ha de dar cuentas (Job
1:6,7). También existe un orden establecido en las cosas venideras, sabemos
acerca de esto gracias a Su Palabra revelada a todos por Su gracia. La ley de
Dios permanecerá igual mientras exista el cielo y la tierra, no cambiará ni
siquiera en un punto, hasta que suceda todo lo que tiene que suceder (Mateo
5:18)
El
pecado trae separación de Dios
Hubo y
habrá siempre una separación entre los ángeles del cielo por causa de aquellos
que no se conformaron al orden establecido por Dios En Isaías 14:12-15 dice: “¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de
la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que
decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de
Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados
del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo.
Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo.” Satanás quiso
ser como Dios, pretendió estar al mismo nivel y aun superar al Señor, sin
embargo, fue atrapado en su astucia y condenado para siempre, vemos ahí también
una separación, que está vigente hasta nuestros días. Dios no perdonó a los
ángeles que pecaron y los desterró de Su Reino celestial (Ver 2 Pedro 2:4 y
Judas 6)
En el
nivel humano (en esta tierra), viven los que pertenecen al pueblo de Dios y los
que pertenecen al mundo. Por causa de la desobediencia del hombre (Génesis 3)
fue necesario establecer una separación, primero en la relación de Dios con el
hombre, después entre los mismos hombres, refiriéndonos a los que obedecen a
Dios y a los que han decidido darle la espalda. La desobediencia de Caín trajo
un pueblo lleno de maldad que vivió separado de Dios (Génesis 4:16-24 y 6:1-7)
a diferencia de la descendencia de Set, en la cual vemos el ejemplo de hombres
justos y obedientes a Dios como Enoc, Noé y Abraham. Un pueblo que no ha
pertenecido nunca a este mundo (Juan 15:19)
Dios
obra en la separación de Su pueblo
El
pueblo de Dios está formado por los que gracias al Señor han salido de las
tinieblas y ahora pertenecen a la luz (la vida en Cristo) Dios nos adquirió
como Su pueblo (1 Pedro 2:9) para enseñarnos cómo vivir en este mundo, por esa
razón mandó a Su Hijo, para que este nos diera testimonio de la verdad de Dios
(con el ejemplo) “Síganme” dijo el Señor Jesucristo. Poniendo en práctica sus sencillas
enseñanzas podemos vencer al mal y nunca veremos muerte, porque Él ya venció a
este mundo y a la muerte. Dios nos recibe como Sus hijos cuando a través de
Cristo vivimos como lo indica Su voluntad, Jesús vino a eso, a comunicarnos
cuál es la voluntad agradable de Dios Padre.
El
pueblo de Israel fue elegido por Dios, todo el linaje de Abraham se jactaba de
ser hijos de Dios, sin embargo, cuando Dios mandó a Su Hijo a este mundo, el
mundo no le conoció, a los suyos vino y los suyos no le recibieron, le
rechazaron, le desconocieron….A estos no se les puede considerar hijos de Dios,
porque como escribió el apóstol Pablo: nadie es hijo de Dios por el simple
hecho de pertenecer a una raza (Romanos 9:8) el pueblo de Dios dejó de ser
únicamente los israelitas. Cuando Cristo vino a rescatar a los seres humanos de
la esclavitud a la que nos tenía sometidos satanás, el Reino se abrió para
todos: judíos, griegos, gentiles y de cualquier raza, porque el Señor no hace
acepción de personas (Hechos 10)
Dios
nos llamó a ser salvos de esta perversa generación, a separarnos de aquellos
que viven en impiedad, a no estar en el mismo sentir en parecer y mente con
aquellos que siguen al maligno; los que han decidido escuchar a Dios, han
encontrado el camino de la verdad y ahora logran discernir entre la luz y las
tinieblas, porque tomaron la decisión de hacer lo bueno ante los ojos de Dios y
dejar el mal camino.
Conclusión
Hablamos
de un estándar elevado, muchos se dicen ser pueblo de Dios pero viven como el
mundo, y no se diferencian de los demás. Los cristianos verdaderos viven
esforzándose cada día a vivir como es debido y agradable al Señor, van por la
senda angosta tomando su cruz, eso no suena muy fácil y en verdad no lo es,
este camino es difícil, no es agradable a la carne, sino que hay sufrimiento.
Vivimos como extranjeros en un lugar que no es nuestro hogar, estamos de paso,
avanzando como peregrinos hacia nuestra patria celestial, predicando el
evangelio del Reino y manteniéndonos sin mancha del mundo (Santiago 1:27)
siendo libres de la esclavitud.
Por Pedro Santos
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