“Porque
los hijos de este siglo son más sagaces en el trato con sus semejantes que los
hijos de luz” (Lc 16:8)
Cuando estamos
predicando en los parques y en los mercados o en cualquier lugar de
concurrencia; muchas personas se acercan y nos dicen: “Amén hermano”, “! Muy bien¡
estamos de acuerdo con sus letreros”, “Que bueno que hacen esto”, “Ho, que
bueno, nosotros también somos cristianos”. Al entablar una conversación con
personas que se dicen ser cristianas, encontramos que están de acuerdo en
algunas cosas que predicamos, pero al momento de hablarles de la cruz (que
varía en cada persona) por ejemplo: la vestimenta, los adornos, la música, las riquezas, la salvación, la obediencia,
la relaciones matrimoniales ilícitas, el divorcio, entre otras muchas más; en
ese momento ya no están de acuerdo, y ahora el pensamiento de esas personas
cambia a: “Ho, es que son muy exagerados”, “No sean tan arrogantes”, “Su
mensaje es muy duro, así no van a ganar almas”, “Es que les falta amor”,
“Ustedes no están enseñando bien la Palabra de Dios”, etc. Hay muchos en este
mundo que se creen ser hijos de Dios, sin embargo sus hechos lo niegan, han
confundido el verdadero significado de ser cristianos, esto es seguir a Cristo,
tomar Sus enseñanzas y ponerlas en práctica, entendiendo que creer es obedecer,
sabiendo que no se trata de leer la Biblia y poner signos de interrogación a
cada enseñanza de Jesús diciendo dentro de sí ¿Qué habrá querido decir Dios
aquí?, buscando una excusa para no tomar esa “espantosa cruz”.
En una ocasión los
judíos le respondieron a Jesús: “Nuestro padre es Abraham” trataban de decir
que eran buenos, utilizando el nombre de un varón que caminó con Dios,
jactándose de que eran descendencia de ese amigo de Dios. Pero Jesús les dijo:
“Si fueran hijos de Abraham, las obras de Abraham harían”, de igual manera
sucede en este tiempo, muchos sólo utilizan el nombre de Jesús para justificar
sus vidas, creyendo que el simple hecho de decirse ser cristianos los hace inmunes
al pecado, sin necesidad de hacer otra cosas que simplemente “creer para ser
salvos” o “invocar el nombre de Señor” para serlo. Se han desviado del camino
verdadero y no se han dado cuenta de que las obras de Cristo no hacen, tampoco
tratan de seguir el ejemplo que Él vino a ponernos, su vida se ha reducido a un
simple creer como el que menciona el apóstol Santiago cuando dice: “Tú crees que Dios es uno; bien haces.
También los demonios creen y tiemblan” (Santiago 2:19)
Sí la vida de una
persona no concuerda con lo que cree, entonces sólo está fingiendo ser lo que
no es, a esto se le llama hipocresía, y en este tiempo muchas personas han
utilizado el nombre de Cristo como un “slogan que da prestigio” esto ha
derivado en un “cristianismo procesado” que congenia perfectamente con la mercadería
que se hace del evangelio. Y es entonces cuando vemos las estampitas en los
carros que dicen “Jesús me ama”, “Sólo cree y serás salvo”, “No te preocupes,
Cristo te ama” y demás basura comercial. Sin embargo un letrero que dice “Serás
juzgado según tus acciones” es visto como legalismo y falto de amor. Sí decimos
que somos cristianos es porque vivimos como cristianos, siguiendo al Señor y
haciéndonos Sus amigos porque hacemos lo que Él manda.
Dios nos muestra el error
En cada aspecto de la
vida Dios nos muestra los errores en lo que caemos, Dios nos habla de muchas
maneras y cada ser humano decide si escuchar o no. Cuando Dios te ha mostrado
algún error en tu vida ¿Escuchas? ó ¿ignoras?, Sí Dios te muestra que no estás
viviendo conforme a Su voluntad, ¿Haces caso a eso? O ¿Simplemente haces como
que no oíste nada?
Muchos caen en el error
de tomar al cristianismo como una escapatoria a sus problemas, pero al momento
de comenzar a caminar se dan cuenta de que los problemas aun se están
incrementando, y eso no era lo que ellos buscaban, en ese preciso momento viene
la justificación: “Bueno, es que tal vez, Jesús no quiso decir lo que está
diciendo en este pasaje”, “Si, a lo mejor es una de las tantas parábolas que
Jesús ensenó”, “Puedo ser rico aunque Jesús diga que los ricos no entrarán al
cielo, lo único que tengo que hacer es no amar al dinero”, “Yo ya no tengo que
sufrir porque ya sufrió Cristo por mí”. Después de esto hacemos la pregunta:
¿Estaban buscando seguir a Cristo? O ¿Estaban buscando salir de tus problemas?,
si realmente quieres seguir a Cristo, entonces lo harás cueste lo que cueste,
sin importar el precio le seguirás y obedecerás a cualquier mandato establecido
por Él. Pero si quieres salir de tus problemas, has buscado en el lugar
incorrecto, porque al seguir a Jesús tu vida se tornará llena de problemas, simplemente
porque vivir conforme a la Voluntad de Dios no concuerda con nada de lo que
existe en este mundo, en el cual (transitoriamente) estás viviendo. Es como ir
en contra de la corriente, y eso no es nada fácil.
Cuando caemos en el
error de la justificación, cualquier argumento lisonjero será válido para
convencer a la gente de que no podemos vivir tal cual como Jesús manda que
vivamos. Aquella persona que dice “Jesús te ama” no está tomando en cuenta que:
1.- El amor de Dios no
está en duda, sino nuestro amor por Él. Y recordemos que sí le amamos le
obedecemos (Juan 14:21)
2.- Dios no ama al que
no está viviendo conforme a Su voluntad, “Porque
la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de
los hombres que detienen con injusticia la verdad” (Romanos 1:18)
3.- Al decir ese tipo de
frases, engañan a la gente y les hacen creer que ser cristiano es “muy bonito”,
“muy divertido” y no algo serio, “Pues
hablando palabras infladas y vanas, seducen con concupiscencias de la carne y
disoluciones a los que verdaderamente habían huido de los que viven en error” (2
Pedro 2:18,19)
Cuando las personas
egoístamente toman las promesas del Señor y se olvidan de Sus condiciones, caen
en el error y horrible engaño de que Dios las acepta tal cómo son, sin
necesidad de cambiar, así, exactamente como están, aunque estén viviendo
totalmente desacordes a la Voluntad de Dios, no importa, Cristo así les ama. De
ahí se deriva el lenguaje fingido de los evangélicos, quienes convierten a
Jesús en alguien que mendiga el amor de las personas aunque sean pecadoras, un
Jesús que quiere ser aceptado en los corazones de hombres y mujeres que han
sido engañados por dirigentes corruptos. Cristo nunca pidió al hombre que le
dejase entra en su corazón, Él dijo “Síganme”. Recibir a Dios en nuestra vida
es acatar Sus estatutos y vivir para ser Sus siervos inútiles, para lo cual
fuimos credos desde el principio de los tiempos, y si no sirves para lo que
fuiste creado, ¡serás desechado!.
¿Por qué no entendemos lo que Dios nos dice?
La verdad es la luz, cuando
la gente vive en tinieblas es porque vive pecando, vive contraria a Dios y no
tiene luz, uno de mis hermanos lo explicó así: “Cuando alguien está haciendo algo malo, se oculta, no quiere que nadie
sepa lo que está haciendo, porque su conciencia le reprende y le dicta que eso
es incorrecto. Cuando la luz es encendida y se le descubre haciendo el mal,
entonces huye, no quiere la luz, porque la luz descubre su pecado”.
Así es cuando decimos la
verdad, la verdad descubre el engaño en el que muchos están viviendo, y aunque ese
momento en el que se muestra dicha verdad es una gran oportunidad para
arrepentirse y dejar de hacer lo malo, la mayoría de las veces como lo escribió
Tertuliano “la verdad es causa de odio”, y es que la verdad viene a ser algo
desagradable cuando se ama a la tinieblas. ¿Por qué no escuchar?, ¿Por qué no
entendemos lo que Dios nos muestra?, ¿Por qué no ir a la luz en vez de a las
tinieblas?, ¿Por qué querer seguir ciego, cuando la luz ya vino al mundo?, ¿Por
qué amar más las tinieblas?....
A veces no entendemos
porque la gente no se da cuenta del engaño tan obvio de este siglo corrupto,
sin embargo, todos algunas vez han visto la mano de Dios en sus vidas, de una
forma u otra, cada hombre ha nacido con una ley escrita en su corazón, pocos
hacen caso a esa ley, pero ninguno tendrá una excusa suficientemente
convincente en el gran día del Señor, muy terrible por cierto.
Los deseos y obras del maligno
Los deseos del maligno
son perversos y sus obras están enfocadas en destruir el alma del hombre, el
inicuo quiere contaminar al ser humano con su perversidad y malicia. Para
cumplir su cometido se vale de cualquier tipo de engaño. Las personas tienen la
oportunidad de creer en ese engaño o rechazarlo; sí una persona está buscando verdaderamente
a Dios y quiere dejar este mundo por causa de seguir a Cristo, se dará cuenta
de ese engaño y corregirá el camino. Pero si no hay una sincera búsqueda de
Dios y un auténtico arrepentimiento, a pesar de darse cuenta del engaño
perverso de satanás, la carne con todo y sus deseos serán más fuertes y las
personas no querrán dejar el error en el que viven, porque no están buscando
perder sus vidas en este mundo sino alimentar sus concupiscencias, a las cuales
no han muerto. De esta manera las obras de las personas que han querido “seguir
ciegos” serán contrarias a las obras de Cristo, y aunque estas personas se
llamen a sí mismas “cristianas” sus acciones no concordarán con lo que los
verdaderos cristianos (que siguen el ejemplo de Cristo y Sus obras) hacen. Pero
si tendrán concordancia con las obras del engañador, “porque él ha sido homicida desde un principio, y no ha permanecido en
la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla;
porque es mentiroso, y padre de mentira.” (Juan 8:44)
Hoy en día se ha
confundido el verdadero significado de ser cristiano, cuando alguien nos
pregunta de qué religión somos y contestamos que somos Cristianos porque
seguimos a Cristo, la gente se sorprende y responde: “No había visto cristianos
como ustedes” haciendo alusión a que hay muchos tipos de cristianos,
refiriéndose a que hay más de 22,000 “denominaciones cristianas” cada una con distinta
doctrina, pero ignorando que hay un solo tipo de cristianismo verdadero.
Un cristiano sigue a
Cristo, no a un pastor, no a una denominación, no a la exegesis correcta de la
Biblia, no a mandamientos de hombres, no a tradiciones y costumbres. Un
cristiano verdadero imita a Cristo en todo aspecto de su vida en este siglo,
sin poner peros ni pretextos, sin hacer excepciones, vive poniendo en práctica
lo que sabe de Su Maestro, busca morir a todo aspecto mundano que le estorba
para seguir a Jesús, si, así es, “un cristiano sigue a Cristo” enteramente y no
a medias; todos los días y no sólo el día en que se congrega.
¿Quiénes son los hijos de Dios?
El camino de Dios es
justo, dice en Ezequiel 18:21 “Más el
impío, si se apartare de todos sus pecados que hizo, y guardare todos mis
estatutos e hiciere según el derecho y la justicia, de cierto vivirá; no
morirá”. Los hijos de Dios son los que se esfuerzan por avanzar en ese
camino justo, son los que han dejado atrás la impiedad, y se apartan de toda
iniquidad. Pero sobre todas las cosas, la vida de los hijos de Dios está basada
en la obediencia absoluta a los mandatos del Señor. Y aun cuando los que
practican un cristianismo diluido y agradable a la carne son demasiado listos
para engañar a la gente con palabras de maldad disfrazadas de piedad, los
frutos de sus vidas no pueden ser ocultados, sino que más bien hacen de
manifiesto que aun pertenecen al mundo y que para ellos el cristianismo no es
más que un negocio empresarial muy redituable, que deja buenas ganancias.
Sin embargo, los hijos de Dios y que pertenecen a la luz han hecho un compromiso para trabajar en un negocio distinto, un negocio con ganancias que no pueden ser igualadas por ningún bien material de este siglo, se han convertido en obreros para trabajar y hacer tesoros en la eternidad, esa agrupación en la que a diario trabajan es llamada “El Reino de los Cielos”
"Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él." 1 Juan 3:1
No hay comentarios:
Publicar un comentario