El espíritu de envidia provoca que aquellas cosas que los demás tienen, han logrado o están haciendo bien como resultado del esfuerzo diario en hacer lo que es bueno y correcto delante de Dios, sean mal vistas o criticadas con una crítica disfrazada de piedad por parte de aquellos que no quieren esforzarse en el diario vivir, ni mucho menos reconocer que en realidad "no quieren" hacer lo que es bueno y correcto, sino que piensan:
"-Eso que tienes, has logrado o haces es malo, porque yo no lo tengo, no lo puedo lograr o no lo hago bien, es posible que a Dios no le agrade eso en lo que pones tanto empeño.."
Cuán insensato es pensar así , las cosas buenas no siempre son el resultado de algo perverso, sino que son el fruto auténtico y natural de alguien que anda en la luz siguiendo a Cristo, y que por ende gusta de hacer las cosas como para el Señor (Lo cual en la mayoría de los casos requiere disciplina y trabajo..eso es lo que no soporta el envidioso, que hay quienes sí quieren y pueden hacer las cosas bien)...En esto entra: Una buena relación matrimonial, crianza atenta de los hijos, una actitud amistosa e inclusiva hacia los demás, un bello hogar para posar (limpio y ordenado), posesiones necesarias con propósitos para servir a otros y una visión personal benigna hacia todo... que arroja luz y que sólo los que "son del camino" pueden dilucidar, aprender y apreciar; pero que el envidioso (con su disfraz de piedad) siempre oborrecerá. Así como los fariseos aborrecieron a Cristo.
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