sábado, 16 de noviembre de 2013

Los Hijos de Dios y los de este siglo

Porque los hijos de este siglo son más sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de luz(Lc 16:8)



Cuando estamos predicando en los parques y en los mercados o en cualquier lugar de concurrencia; muchas personas se acercan y nos dicen: “Amén hermano”, “! Muy bien¡ estamos de acuerdo con sus letreros”, “Que bueno que hacen esto”, “Ho, que bueno, nosotros también somos cristianos”. Al entablar una conversación con personas que se dicen ser cristianas, encontramos que están de acuerdo en algunas cosas que predicamos, pero al momento de hablarles de la cruz (que varía en cada persona) por ejemplo: la vestimenta, los adornos,  la música, las riquezas, la salvación, la obediencia, la relaciones matrimoniales ilícitas, el divorcio, entre otras muchas más; en ese momento ya no están de acuerdo, y ahora el pensamiento de esas personas cambia a: “Ho, es que son muy exagerados”, “No sean tan arrogantes”, “Su mensaje es muy duro, así no van a ganar almas”, “Es que les falta amor”, “Ustedes no están enseñando bien la Palabra de Dios”, etc. Hay muchos en este mundo que se creen ser hijos de Dios, sin embargo sus hechos lo niegan, han confundido el verdadero significado de ser cristianos, esto es seguir a Cristo, tomar Sus enseñanzas y ponerlas en práctica, entendiendo que creer es obedecer, sabiendo que no se trata de leer la Biblia y poner signos de interrogación a cada enseñanza de Jesús diciendo dentro de sí ¿Qué habrá querido decir Dios aquí?, buscando una excusa para no tomar esa “espantosa cruz”.

En una ocasión los judíos le respondieron a Jesús: “Nuestro padre es Abraham” trataban de decir que eran buenos, utilizando el nombre de un varón que caminó con Dios, jactándose de que eran descendencia de ese amigo de Dios. Pero Jesús les dijo: “Si fueran hijos de Abraham, las obras de Abraham harían”, de igual manera sucede en este tiempo, muchos sólo utilizan el nombre de Jesús para justificar sus vidas, creyendo que el simple hecho de decirse ser cristianos los hace inmunes al pecado, sin necesidad de hacer otra cosas que simplemente “creer para ser salvos” o “invocar el nombre de Señor” para serlo. Se han desviado del camino verdadero y no se han dado cuenta de que las obras de Cristo no hacen, tampoco tratan de seguir el ejemplo que Él vino a ponernos, su vida se ha reducido a un simple creer como el que menciona el apóstol Santiago cuando dice: “Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen y tiemblan” (Santiago 2:19)

Sí la vida de una persona no concuerda con lo que cree, entonces sólo está fingiendo ser lo que no es, a esto se le llama hipocresía, y en este tiempo muchas personas han utilizado el nombre de Cristo como un “slogan que da prestigio” esto ha derivado en un “cristianismo procesado” que congenia perfectamente con la mercadería que se hace del evangelio. Y es entonces cuando vemos las estampitas en los carros que dicen “Jesús me ama”, “Sólo cree y serás salvo”, “No te preocupes, Cristo te ama” y demás basura comercial. Sin embargo un letrero que dice “Serás juzgado según tus acciones” es visto como legalismo y falto de amor. Sí decimos que somos cristianos es porque vivimos como cristianos, siguiendo al Señor y haciéndonos Sus amigos porque hacemos lo que Él manda.

Dios nos muestra el error

En cada aspecto de la vida Dios nos muestra los errores en lo que caemos, Dios nos habla de muchas maneras y cada ser humano decide si escuchar o no. Cuando Dios te ha mostrado algún error en tu vida ¿Escuchas? ó ¿ignoras?, Sí Dios te muestra que no estás viviendo conforme a Su voluntad, ¿Haces caso a eso? O ¿Simplemente haces como que no oíste nada?
Muchos caen en el error de tomar al cristianismo como una escapatoria a sus problemas, pero al momento de comenzar a caminar se dan cuenta de que los problemas aun se están incrementando, y eso no era lo que ellos buscaban, en ese preciso momento viene la justificación: “Bueno, es que tal vez, Jesús no quiso decir lo que está diciendo en este pasaje”, “Si, a lo mejor es una de las tantas parábolas que Jesús ensenó”, “Puedo ser rico aunque Jesús diga que los ricos no entrarán al cielo, lo único que tengo que hacer es no amar al dinero”, “Yo ya no tengo que sufrir porque ya sufrió Cristo por mí”. Después de esto hacemos la pregunta: ¿Estaban buscando seguir a Cristo? O ¿Estaban buscando salir de tus problemas?, si realmente quieres seguir a Cristo, entonces lo harás cueste lo que cueste, sin importar el precio le seguirás y obedecerás a cualquier mandato establecido por Él. Pero si quieres salir de tus problemas, has buscado en el lugar incorrecto, porque al seguir a Jesús tu vida se tornará llena de problemas, simplemente porque vivir conforme a la Voluntad de Dios no concuerda con nada de lo que existe en este mundo, en el cual (transitoriamente) estás viviendo. Es como ir en contra de la corriente, y eso no es nada fácil.

Cuando caemos en el error de la justificación, cualquier argumento lisonjero será válido para convencer a la gente de que no podemos vivir tal cual como Jesús manda que vivamos. Aquella persona que dice “Jesús te ama” no está tomando en cuenta que:

1.- El amor de Dios no está en duda, sino nuestro amor por Él. Y recordemos que sí le amamos le obedecemos (Juan 14:21)

2.- Dios no ama al que no está viviendo conforme a Su voluntad, “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad” (Romanos 1:18)

3.- Al decir ese tipo de frases, engañan a la gente y les hacen creer que ser cristiano es “muy bonito”, “muy divertido” y no algo serio, “Pues hablando palabras infladas y vanas, seducen con concupiscencias de la carne y disoluciones a los que verdaderamente habían huido de los que viven en error” (2 Pedro 2:18,19)

Cuando las personas egoístamente toman las promesas del Señor y se olvidan de Sus condiciones, caen en el error y horrible engaño de que Dios las acepta tal cómo son, sin necesidad de cambiar, así, exactamente como están, aunque estén viviendo totalmente desacordes a la Voluntad de Dios, no importa, Cristo así les ama. De ahí se deriva el lenguaje fingido de los evangélicos, quienes convierten a Jesús en alguien que mendiga el amor de las personas aunque sean pecadoras, un Jesús que quiere ser aceptado en los corazones de hombres y mujeres que han sido engañados por dirigentes corruptos. Cristo nunca pidió al hombre que le dejase entra en su corazón, Él dijo “Síganme”. Recibir a Dios en nuestra vida es acatar Sus estatutos y vivir para ser Sus siervos inútiles, para lo cual fuimos credos desde el principio de los tiempos, y si no sirves para lo que fuiste creado, ¡serás desechado!.

¿Por qué no entendemos lo que Dios nos dice?

La verdad es la luz, cuando la gente vive en tinieblas es porque vive pecando, vive contraria a Dios y no tiene luz, uno de mis hermanos lo explicó así: “Cuando alguien está haciendo algo malo, se oculta, no quiere que nadie sepa lo que está haciendo, porque su conciencia le reprende y le dicta que eso es incorrecto. Cuando la luz es encendida y se le descubre haciendo el mal, entonces huye, no quiere la luz, porque la luz descubre su pecado”.
Así es cuando decimos la verdad, la verdad descubre el engaño en el que muchos están viviendo, y aunque ese momento en el que se muestra dicha verdad es una gran oportunidad para arrepentirse y dejar de hacer lo malo, la mayoría de las veces como lo escribió Tertuliano “la verdad es causa de odio”, y es que la verdad viene a ser algo desagradable cuando se ama a la tinieblas. ¿Por qué no escuchar?, ¿Por qué no entendemos lo que Dios nos muestra?, ¿Por qué no ir a la luz en vez de a las tinieblas?, ¿Por qué querer seguir ciego, cuando la luz ya vino al mundo?, ¿Por qué amar más las tinieblas?....
A veces no entendemos porque la gente no se da cuenta del engaño tan obvio de este siglo corrupto, sin embargo, todos algunas vez han visto la mano de Dios en sus vidas, de una forma u otra, cada hombre ha nacido con una ley escrita en su corazón, pocos hacen caso a esa ley, pero ninguno tendrá una excusa suficientemente convincente en el gran día del Señor, muy terrible por cierto.

Los deseos y obras del maligno

Los deseos del maligno son perversos y sus obras están enfocadas en destruir el alma del hombre, el inicuo quiere contaminar al ser humano con su perversidad y malicia. Para cumplir su cometido se vale de cualquier tipo de engaño. Las personas tienen la oportunidad de creer en ese engaño o rechazarlo; sí una persona está buscando verdaderamente a Dios y quiere dejar este mundo por causa de seguir a Cristo, se dará cuenta de ese engaño y corregirá el camino. Pero si no hay una sincera búsqueda de Dios y un auténtico arrepentimiento, a pesar de darse cuenta del engaño perverso de satanás, la carne con todo y sus deseos serán más fuertes y las personas no querrán dejar el error en el que viven, porque no están buscando perder sus vidas en este mundo sino alimentar sus concupiscencias, a las cuales no han muerto. De esta manera las obras de las personas que han querido “seguir ciegos” serán contrarias a las obras de Cristo, y aunque estas personas se llamen a sí mismas “cristianas” sus acciones no concordarán con lo que los verdaderos cristianos (que siguen el ejemplo de Cristo y Sus obras) hacen. Pero si tendrán concordancia con las obras del engañador, “porque él ha sido homicida desde un principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.” (Juan 8:44)

Hoy en día se ha confundido el verdadero significado de ser cristiano, cuando alguien nos pregunta de qué religión somos y contestamos que somos Cristianos porque seguimos a Cristo, la gente se sorprende y responde: “No había visto cristianos como ustedes” haciendo alusión a que hay muchos tipos de cristianos, refiriéndose a que hay más de 22,000 “denominaciones cristianas” cada una con distinta doctrina, pero ignorando que hay un solo tipo de cristianismo verdadero.

Un cristiano sigue a Cristo, no a un pastor, no a una denominación, no a la exegesis correcta de la Biblia, no a mandamientos de hombres, no a tradiciones y costumbres. Un cristiano verdadero imita a Cristo en todo aspecto de su vida en este siglo, sin poner peros ni pretextos, sin hacer excepciones, vive poniendo en práctica lo que sabe de Su Maestro, busca morir a todo aspecto mundano que le estorba para seguir a Jesús, si, así es, “un cristiano sigue a Cristo” enteramente y no a medias; todos los días y no sólo el día en que se congrega.

¿Quiénes son los hijos de Dios?

El camino de Dios es justo, dice en Ezequiel 18:21 “Más el impío, si se apartare de todos sus pecados que hizo, y guardare todos mis estatutos e hiciere según el derecho y la justicia, de cierto vivirá; no morirá”. Los hijos de Dios son los que se esfuerzan por avanzar en ese camino justo, son los que han dejado atrás la impiedad, y se apartan de toda iniquidad. Pero sobre todas las cosas, la vida de los hijos de Dios está basada en la obediencia absoluta a los mandatos del Señor. Y aun cuando los que practican un cristianismo diluido y agradable a la carne son demasiado listos para engañar a la gente con palabras de maldad disfrazadas de piedad, los frutos de sus vidas no pueden ser ocultados, sino que más bien hacen de manifiesto que aun pertenecen al mundo y que para ellos el cristianismo no es más que un negocio empresarial muy redituable, que deja buenas ganancias.


Sin embargo, los hijos de Dios y que pertenecen a la luz han hecho un compromiso para trabajar en un negocio distinto, un negocio con ganancias que no pueden ser igualadas por ningún bien material de este siglo, se han convertido en obreros para trabajar y hacer tesoros en la eternidad, esa agrupación en la que a diario trabajan es llamada “El Reino de los Cielos”


"Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él."  1 Juan 3:1


Por Pedro Santos


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