lunes, 9 de diciembre de 2013

La educación de los hijos

“Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.” (Prov. 22:6)



El siguiente articulo tiene la finalidad de explicar ¿Cuál es la importancia de la formación educativa de los hijos?, ¿cómo debemos formarlos o educarlos?, ¿qué papel asumimos los padres en la instrucción de los hijos?, y sobre todo ¿qué dice la palabra de Dios acerca de este tema? Se pretende hacer un análisis comparativo y reflexivo con respecto a la educación impartida en escuelas dependientes del gobierno y la educación ejercida en el hogar. Este no es un documento de análisis científico, en donde mostraremos gráficas o la opinión de la gente, nosotros creemos que por sobre toda opinión pública o comentario personal está la Palabra de Dios. Sí usted no está en ese mismo sentir, no tendrá ningún provecho que continúe leyendo este escrito.

Hasta estos días conocemos cuál es la Voluntad agradable de nuestro creador y queremos obedecerle; también conocemos muy bien el sistema educativo del país donde actualmente residimos, de hecho hemos trabajado como profesores en escuelas primarias dependientes de gobierno (antes de conocer la Sana Doctrina) y actualmente en escuelas del sistema privado (desligado en gran manera del gobierno en cuestiones de prestaciones y salarios seguros para toda la vida, pero igualmente dependiente en contenidos académicos) creemos que eso es suficiente para mostrar tomando en cuenta nuestra experiencia, la importancia que tiene el formar a nuestros hijos conforme a los estatutos del Señor. Mi esposa y yo tenemos 3 hijos, seguimos a Cristo poniendo en práctica Sus sencillas enseñanzas y queremos mostrarte porque hemos decidido educar a nuestros hijos en casa.

Siguiendo paradigmas

Sabemos muy bien que este no es un tema simple, estamos de acuerdo en que es un poco complicado hablar acerca de la educación de nuestros hijos, creemos que la mayoría de los padres de familia, independientemente de su posición social, se preocupan por la formación de sus hijos. Sin embargo, queremos mostrar que la educación impartida en escuelas públicas o privadas, no es la adecuada para los niños, esto como ya mencionamos, con base en la Palabra de Dios.

Las personas siguen paradigmas (ejemplos o modelos a seguir) generación tras generación, los hijos van por los mismos caminos de sus padres, imitando formas de comportarse, formas de ser, modismos al hablar, maneras de expresarse, convicciones, y formas de educar a las siguientes generaciones; lo más común que vemos es que así como los padres mandaron a sus hijos al colegio, de igual manera los hijos mandarán a sus descendientes al colegio (público o privado según sus posibilidades económicas). Incluso se han creado fondos bancarios para asegurar que los hijos estudien una carrera universitaria a futuro y si esto no es posible, entonces buscan obtener becas que el gobierno en conjunto con instituciones o algunas empresas otorga a alumnos sobresalientes, de escasos recursos pero con buenas notas o calificaciones. Pero sí ponemos atención, los padres de familia sólo están viendo cuestiones materiales: dinero, calificaciones, útiles escolares, uniformes, conocimiento científico, información transmitida a través del docente o de libros de texto, y están perdiendo de vista las cosas espirituales. La cosas de Dios no pueden esperar, ni siquiera por 8 horas, que es el máximo de tiempo promedio que un niño permanece en la escuela; las cosa de Dios deben perdurar en todo en todo momento en nuestros hijos (de ellos es el Reino), así que sí usted manda a sus hijos a la escuela y cree que porque en su casa leen la Biblia y hablan acerca de Dios no va a pasar nada malo, tome en cuenta lo siguiente:

Primeramente usted está quitando tiempo muy valioso a sus hijos en cuento a la instrucción de la Palabra verdadera, está desligándose de la responsabilidad de educar y enseñar a sus hijos aunque sea por unas horas, y lo peor, está poniendo a su hijo o hija en manos de un académico que seguramente no está en el mismo sentir que usted. “Pero es que es importante que mis hijos estudien y aprendan para que no sean neófitos, ignorantes, indoctos, etc.” Podrá decir. Bueno, si usted está buscando a Cristo y quiere seguirle, se dará cuenta de que para Él no es un requisito el ser personas estudiadas que reciban educación de un sistema gubernamental manipulador de mentes a través de mensajes indirectos, y que lo único que importa para Jesús, es que le obedezcamos, confiando en que poner en práctica sus sencillas enseñanzas será suficiente para vivir día en día en este mundo, en el que por cierto estamos de paso. Por supuesto, eso no quiere decir que no debemos aprender a leer, escribir, hacer cuentas, saber acerca de ciencia y tecnología; pero queremos decirle que usted como padre o madre pueden enseñar estas cosas a sus hijos.

Antes de conocer a Dios, mi esposa y yo estudiamos en la universidad la licenciatura en pedagogía, allí aprendimos entre otras cosas, la manera en la que se aplica la didáctica en los niños, y podemos asegurar sin lugar a duda que no se necesita ser un experto en materia educativa para iniciar a los niños cuestiones tan básicas y que hay métodos muy sencillos para enseñarles. También aprendimos a los largo de la carrera, acerca de los objetivos de los tantos sistemas educativos en el mundo y ninguna busca enseñar la verdad acerca de Dios, todo tiene que ver con el hombre y su papel en la sociedad, enfocándose en el buen funcionamiento de las estructuras socioeconómicas, para mantener todo bajo control, una cuestión meramente empresarial (esto por supuesto no te lo dicen los libros de texto gratuitos) ¿deseamos que nuestros hijos sean parte de ese sistema?, ¿un engranaje más de esa máquina?, ¿queremos que nuestros hijos estudien una carrera, poniendo en riesgo su alma?, ¿anhelamos que nuestros hijos sean esclavos de este siglo, en vez de iluminarlos en la verdad y que de esa manera sean libres de este mundo engañador?, ¿estamos llevando a nuestro hijos por el buen camino o los estamos encaminando a una trampa mortal?

Qué dice la palabra de Dios acerca de los hijos

“Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él”. (Génesis 18:19)

Dios confiaba en que Abraham mandaría a sus hijos y a todos los de su casa a que guardaran (obedecieran) el camino del Señor. Abraham sabía que tenía una gran responsabilidad con su hijo Isaac, él sabía cuán importante era obedecer a Dios en todo y por ende, veía la necesidad de enseñar a su hijo el mismo camino. ¿Confía Dios en que mandaremos a nuestros hijos a ir por Sus sendas?

“Conságrame todo primogénito. Cualquiera que abre matriz entre los hijos de Israel, así de los hombres como de los animales, mío es.”  (Éxodo 13:2)

Tus hijos son de Dios, Él los creó, pertenecen a Él y Su Reino celestial es de ellos. Es obligación de los padres consagrar, esto es ponerlos al servicio, de Dios. Ese es el objetivo con el que fuimos creados, servir al Creador; los padres jugamos un papel importantísimo al enseñar a nuestros hijos el temor del Señor, de nadie más es la responsabilidad de mostrarles quien es Dios y lo que Él quiere que hagamos.

“Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón;  y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.” (Deuteronomio 6:6-7)

Según este pasaje es en “todo momento” que debemos enseñar la Palabra a nuestros hijos, en casa y fuera de casa, desde que se despiertan hasta que se duermen. Debemos estar al pendiente de nuestros hijos en todo momento (aunque suene exagerado) no debe haber lapsos de tiempo (cortos o largos) en que los hijos en su niñez no dependan de la instrucción de sus padres acerca de Dios, excepto claro cuando están durmiendo.

“E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza.” (1 Samuel 1:11)

Es una gran bendición cuando Dios nos da la oportunidad de criar a un hijo y es necesario tomar muy en serio el ejemplo de “Ana” cuando dice que “dedicará su hijo a Dios todos los días de su vida”. Sí no cultivamos tal oportunidad tan grande que se nos otorga de formar siervos para el Señor en este momento, ahora mismo; después será demasiado tarde, sí no estamos aprovechando todo tiempo oportuno para entrenarlos y prepararlos para vivir conforme a la divina voluntad, en un futuro cercano lo lamentaremos. Recuerda que vamos a dar cuentas a Dios de las almas de nuestros hijos: qué es lo que hicimos con ellos, cómo los educamos, qué les dimos, etc.

“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,  Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará.” (Salmos 1:1-3)

Un árbol que crece cerca de un río está muy firme y su aspecto es imponente, sus raíces están bien fortalecidas, sin importar la estación de año se mantiene resistente, muy difícilmente se enfermará, sus colores vivos lo diferencian del árbol que está en medio del campo entre tanta maleza.

Como profesor me doy cuenta a diario del comportamiento de los alumnos en clase. Los niños reflejan en el aula, la educación que reciben en casa y todos sus hábitos. Algunos niños muestran buenos hábitos, al comer, al hablar y al relacionarse con los demás compañeros, son muy responsables en el cumplimiento de sus deberes; otros muestran malos hábitos alimenticios, maldicen y se dedican a molestar a sus compañeros, nunca cumplen con sus tareas. Soy testigo sobre de como un niño con buenos hábitos que ha recibido en casa, es contagiado por sus compañeros faltos de buenos modales. No es de sorprenderse, porque un niño se levanta a las 6 o 7 am para entrar al colegio a las 8 am, es hasta la 1 o 2 pm que el niño sale de la institución educativa donde “estudia” (estuvo 6 horas allí) después llegando a casa después de la hora de la comida tiene que dedicar tiempo a la realización de las tareas asignadas por el profesor (por lo menos 2 o 3 horas9 llevamos ya 9 horas aproximadamente que el niño dedica tiempo a las cosas de la escuela (sin mencionar que a veces hay trabajos en equipos extraescolares, en donde la mayoría del tiempo hacen todo menos trabajar) contando la hora de la comida son ya las 6 pm, en este momento algunos padres de familia dejan que sus hijos salgan a jugar a la calle, vean televisión, asistan a algunas clase particular, o tal vez realicen un devocional familiar, por lo menos se dedican 2 horas a estas actividades. Son las 8 pm, se aproxima la hora de cenar, bañarse y después a dormir. 4 horas son las que tuvo usted contacto con sus hijos, las demás ellos las realizaron solos.

Los hijos son de gran estima para Dios, son el fruto del amor (Salmos 127:3-5) somos bendecidos cuando dedicamos tiempo a ellos, ¿Usted cree que Dios no nos dedica todo tiempo?, ¿Acaso hay momentos en que Dios no está al pendiente de nosotros y nuestras necesidades? Dice la Santa Escritura también en Salmos 144:12 que: “Sean nuestros hijos como plantas crecidas en su juventud, Nuestras hijas como esquinas labradas como las de un palacio;”… Sí nosotros dejamos que nuestros hijos hagan tantas cosas por sí mismos a tan temprana edad, todo se saldrá de control, una planta del jardín necesita ser cuidada para que crezca sana y libre de maleza, nosotros tenemos que quitar esa mala hierba que la invade, si usted la descuida por algún tiempo ¿Cómo encontrará a su planta? Una construcción no se labra sola, es la mano de un ser que la trabaja y la perfecciona, dándole mantenimiento continuo. Sí a un edificio no se le da mantenimiento seguido, después de un tiempo ¿Cuál será el aspecto de dicha construcción? ¿Cree usted que 4 o 5 horas bastan para enseñar a sus hijos el temor del Señor, a guardar su lengua del mal, de hablar engaño, a apartarse del mal y hacer el bien? (Salmos 34:11-15)

“Y vendrá el Redentor a Sion, y a los que se volvieren de la iniquidad en Jacob, dice Jehová.  Y este será mi pacto con ellos, dijo Jehová: El Espíritu mío que está sobre ti, y mis palabras que puse en tu boca, no faltarán de tu boca, ni de la boca de tus hijos, ni de la boca de los hijos de tus hijos, dijo Jehová, desde ahora y para siempre.” (Isaías 59:20-21)

Debemos asegurarnos que no falte la Palabra de Dios en la boca de nuestros hijos y que su hablar sea para la gloria del Señor, por cierto, eso no le agrada a mucha gente, sí usted le habla de Dios a sus hijos y los manda al colegio, es muy posible que el niño o la niña hable de Dios a sus compañeros; sin embargo, será demasiada presión para él, no olvidemos que la esencia de una persona en su niñez es la imitación y relacionándose con los demás busca aceptación, a esa edad, es decir en la infancia el ser humano no soporta el rechazo y por esa razón, en dada situación buscará la manera de ser aceptado por otros. Sí el niño es rechazado por su comportamiento basado en las enseñanzas de Dios, su falta de madurez e instrucción lo llevará a imitar a sus compañeros en sus comportamientos mundanos para de esa manera ser aceptado por ellos.

Muchos critican a la educación que se imparte en el hogar, argumentando que los padres están quitando a los hijos la oportunidad de ser sociables con otros niños; y en efecto, cuando en algunas ocasiones estamos en lugares donde hay más niños, a los nuestros les es difícil convivir con los demás, pero esa es también nuestra tarea, debemos esforzarnos en enseñar a nuestros hijos la manera en que deben interactuar con sus semejantes. Instruyéndoles también en que deseamos guardarlos de que sean contaminados por otros niños que no están siendo llevados por los caminos de Dios, y que eso en ninguna manera significa que no pueden tener contacto con esos niños cuando haya oportunidad. Sí dejamos que nuestros hijos experimenten por sí mismos cómo convivir con los demás en las actividades cotidianas y los colegios, el resultado se inclina a una rebeldía total a la autoridad de los padres, y a la oposición a una obediencia voluntaria (y con buena actitud). El mundo enseña a los pequeños que no es importante obedecer e inculca a los infantes la necesidad de ser seres autónomos que no dependan de nadie.
Cuando nuestros hijos crezcan podrán hacer actividades ellos solos, pero antes de eso, debemos asegurarnos que estén bien instruidos en los principios de Dios.

En Eclesiastés 8:11 se habla acerca de cómo es que los hijos están propensos a entregar sus corazones al mal. ¿Cuál es el ejemplo que tienen nuestros hijos en las escuelas?: mal comportamiento, groserías, malas palabras, profesores irresponsables, mentiras, conductismo (negociando las buenas actitudes), vestido indecente de profesoras y alumnas, malos consejos, violencia física y emocional, materialismo, añadiendo también que son sometidos a la presión; y con el paso del tiempo los mismos niños aprenden a auto someterse a esa presión, preocupándose por un numero o la obtención de algo, como si eso los hiciera “buenos hombres o mejores mujeres”. Es realmente terrible, saber que tu hijo es propenso al mal y que lo entregues tú mismo a la maldad, como si una persona fuera propensa a alguna enfermedad y se le expusiera deliberadamente a todo lo que puede causarle esa enfermedad.

¿Qué se enseña en las escuelas?

Antes de empezar el ciclo escolar, a los profesores se nos imparte un taller en donde se explican los contenidos académicos para la enseñanza y sus principales objetivos. “Hacer competentes a los alumnos” entendiéndose que una competencia es un saber hacer con habilidad y conocimiento, ser competentes para realizar una tarea específica, estando consientes del cómo se realiza dicha tarea y el por qué.

Se pretende instalar escuelas de tiempo completo en donde los alumnos recibirán los conocimientos de las materias básicas, desayunarán allí y recibirán sus alimentos a la hora de la comida, después se asignaran las materias complementarias de arte y tecnologías, al final los alumnos tendrán un espacio para realizar las tareas que los mismos profesores les asignaron.
El objetivo es optimizar la calidad educativa, atacando la deserción escolar, y mejorar los aprendizajes en cuanto a lectura, escritura y matemáticas. Y a futuro, se espera lograr que cada alumno tenga una computadora portátil para recibir sus clases en la escuela, sustituyendo a los útiles escolares. Otros proyectos se enfocan en el desempeño de los docentes y los supervisores, todo para garantizar el derecho y acceso a la educación en el país.

El contenido de los libros es teórico, muy falto de actividades prácticas. Un ejemplo son los libros de primer grado, están llenos de letras cuando los alumnos de esa edad no saben o apenas están aprendiendo a leer. Los contenidos tienen una base científica muy poco fundamentada, muchos profesores han expresado que no son aptos para la enseñanza básica.

El hecho de conocer el sistema y la decisión que hemos tomado de educar a nuestros hijos en casa nos ha impulsado a transmitir la importancia de esto. Como seguidores de Cristo hemos tenido que enfrentar muchas luchas; y con relación al trabajo como profesor y a las actividades que se realizan dentro de la institución educativa también, nos hemos mantenido firmes en nuestras convicciones y no participo en aquello en lo que va en contra de las enseñanzas de Cristo, en aquello en lo que no estamos de acuerdo con el mundo (casi en todo). Es importante establecer siempre un fundamento antes de impartir temas relacionados con el conocimiento científico, a tal grado de modificar dichos contenidos, acoplándolos a un enfoque reflexivo y crítico acerca de lo que enseña la ciencia y los fundamentos que utiliza para respaldar sus conocimientos. Mis alumnos saben cuál es mi postura ante cuestiones científicas y tecnológicas, saben que pongo a Dios por sobre todo conocimiento humano. Eso ha traído algunos conflictos con padres de familia, compañeros de trabajo y autoridades. He estado dispuesto a buscar otro trabajo sí es necesario. Al pedir consejo a mis hermanos, uno de ellos me dijo: “Bueno, mantente ahí siendo luz, mantente firme en la fe, tú no tienes que saber qué hacer con ellos, más bien, ellos tienen que saber qué hacer contigo” Hasta ahora Dios ha tenido cuidado y me ha mantenido ahí, y sí es Su voluntad seguiremos en pie.

Pensemos un momento en la sabiduría, ese conocimiento que no se obtiene en ninguna universidad, sino en el temor de Dios (Job 28:28), la inteligencia no está en las escuelas, sino en apartarse del mal (Job 28:28) “El conocimiento del Santísimo es la inteligencia” (Prov. 9:10)

Dicen las Santas Escritura a través del Apóstol Pablo “Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido;  y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:14-17) La Palabra Verdadera es útil para enseñar a los hombres y hacerlos perfectos delante de Dios. La perfección para Dios no tiene que ver con la obtención de conocimientos científicos, tecnologías, habilidad lectora, memorización de conocimientos exactos, ni mucho menos con no “cometer errores”. Sí tan sólo sabes que es lo que Dios pide de ti y lo haces, de esa manera eres perfecto para Él y andas en la luz. ¿Por qué necesitamos más conocimiento que ese? Caminando por las sendas de piedad que el Señor nos muestra a través de practicar Sus estatutos, se nos otorga un saber mucho más valioso que los creados por humanos, “la sabiduría” sólo los hombres justos la obtienen. “Cesa a tu hijo de oír las enseñanzas de mundo que lo hacen divagar de las razones del temor de Dios, de la sabiduría” (Ver Prov. 19:27) No apartes a tu hijo de los buenos consejos ni por unas horas, aléjalo más bien de la represión existente en los sistemas educativos que ponen en riesgo su alma.

¿Qué pensaron los cristianos primitivos acerca de los estudios y la educación?

A continuación se muestran algunas citas de escritos realizados por testimonios fieles, que vivieron a las luz de las enseñanzas de Cristo, estas citas hacen referencia a cómo debe educarse a los hijos. A través de estos escritos conoceremos la postura de la primera iglesia con respecto a la educación:


Instruyamos a nuestros jóvenes en la lección del temor de Dios... Que nuestros hijos sean participantes de la instrucción que es en Cristo; que aprendan que la humildad de corazón prevalece ante Dios, que el amor casto tiene poder ante Dios, que el temor de Dios es bueno y grande y salva a todos los que andan en él en pureza de corazón y santidad. Clemente de Roma (30-100 d.C.)

§ No dejes de la mano la educación de tu hijo o de tu hija: desde su infancia enséñales el temor de Dios. Didaché (80-140 d.C.)


§ Entre nosotros (los cristianos) fácilmente podrán encontrar personas sencillas, artesanos, que si de palabra no son capaces de mostrar con razones la utilidad de su religión, muestran con las obras que han hecho una buena elección. Porque no se dedican a aprender discursos de memoria, sino que manifiestan buenas acciones: no hieren al que los hiere, no llevan a los tribunales al que les despoja, dan a todo el que pide y aman al prójimo como a sí mismos. Atenágoras (175 d.C.)

§ No estoy acostumbrado a escribir ni domino el arte de hablar; pero impulsado por el amor, expongo a ti y a los tuyos las doctrinas que hasta ahora se mantenían ocultas y que por la gracia de Dios ahora salen a la luz del día: “Nada hay escondido que no se descubra, y nada oculto que no llegue a saberse.” Ireneo (180 d.C)


§ Pues es mejor y más provechoso para uno ser ignorante o de poca ciencia, si se acerca a Dios por el amor hacia su prójimo, que imaginarse saber mucho y ser erudito en muchas cosas hasta blasfemar de Dios inventando a otro Dios y Padre. Por eso Pablo exclamó: “La ciencia infla, el amor edifica”… Mejor que buscar la ciencia es no conocer otra cosa sino a Jesucristo el Hijo de Dios crucificado por nosotros, en vez de investigar cuestiones sutiles hasta caer en la impiedad y en la vana palabrería. Ireneo (180 d.C.)


§ Muchos pueblos bárbaros dan su asentimiento a esta ordenación, y creen en Cristo, sin papel ni tinta en su corazón tienen escrita la salvación por el Espíritu Santo, los cuales con cuidado guardan la vieja tradición, creyendo en un solo Dios… Cuantos sin letras creyeron en esta fe, son bárbaros según nuestro modo de hablar; pero en cuanto a su juicio, costumbres y modo de vivir, son sabios en la fe y agradan a Dios, al vivir con toda justicia, castidad y sabiduría. Ireneo (180 d.C.)


§ Los herejes piensan más allá de los límites del pensamiento. Por eso dice el apóstol: “No sepan más allá de lo que se debe saber, sino según la prudencia” Ireneo (180 d.C.)


§ Porque la educación recibida de los padres, como la llaman, pasa con facilidad; pero la formación que viene de Dios es una posesión que permanece para siempre... Nuestro maestro es Jesús, Dios santo, Logos conductor de la humanidad entera. El mismo Dios que ama a los hombres se hace maestro. Clemente de Alejandría (195 d.C.)


§ Ahora bien, puesto que Cristo ha venido del cielo a nosotros, me parece a mí que ya no debemos ir a ninguna otra escuela humana, ni hemos de afanarnos por ir a Atenas o a cualquier otro lugar de Grecia, mucho menos de Jonia. Clemente de Alejandría (195 d.C.)


§ Quédese para Atenas esta sabiduría humana, manipuladora y adulteradora de la verdad, por donde anda la múltiple diversidad de sectas contradictorias entre sí con sus diversas herejías. Pero, ¿qué tiene que ver Atenas con Jerusalén? ¿Qué relación hay entre la Academia y la iglesia? ¿Qué tienen que ver los herejes y los cristianos? Nuestra escuela es la del pórtico de Salomón, que enseñó que había que buscar al Señor con simplicidad de corazón. Tertuliano (197 d.C.)


§ La mano del creador ha impreso en el corazón del hombre un doble instinto que le lleva a buscar con esmero la piedad y la sabiduría; pero el error de los hombres viene de que separan la una de la otra, y abrazan la piedad sin estudiar la sabiduría, o se aplican a su estudio sin ocuparse de la piedad, cuando la una deber marchar con la otra. Lactancio (304-313 d.C.)

Es muy clara la posición de los primeros cristianos con relación al tema de la educación. En cada cita notamos una tendencia a rechazar cualquier tipo de educación impartida por el estado, tomando muy en cuenta que fuera de la Palabra Sagrada de Dios no hay enseñanza valiosa.

En la Biblia encontramos un pasaje que explica muy bien ¿qué es la educación?, ¿Quién es el responsable de la misma?, ¿Cuáles son los beneficios de este tipo de formación? y también los peligros que hay fuera al entrar en el camino del mundo.

 “Porque yo también fui hijo de mi padre, Delicado y único delante de mi madre. Y él me enseñaba, y me decía: Retenga tu corazón mis razones, Guarda mis mandamientos, y vivirás. Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; No te olvides ni te apartes de las razones de mi boca; No la dejes, y ella te guardará; Amala, y te conservará. Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría; Y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia. Engrandécela, y ella te engrandecerá; Ella te honrará, cuando tú la hayas abrazado. Adorno de gracia dará a tu cabeza; Corona de hermosura te entregará. Oye, hijo mío, y recibe mis razones, Y se te multiplicarán años de vida. Por el camino de la sabiduría te he encaminado, Y por veredas derechas te he hecho andar. Cuando anduvieres, no se estrecharán tus pasos, Y si corrieres, no tropezarás. Retén el consejo, no lo dejes; Guárdalo, porque eso es tu vida. No entres por la vereda de los impíos, Ni vayas por el camino de los malos. Déjala, no pases por ella; Apártate de ella, pasa. Porque no duermen ellos si no han hecho mal, Y pierden el sueño si no han hecho caer a alguno.  Porque comen pan de maldad, y beben vino de robos; Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, Que va en aumento hasta que el día es perfecto. El camino de los impíos es como la oscuridad; No saben en qué tropiezan.” (Proverbios 4:3-19)

¿Deseamos que nuestros hijos puedan decir estas mismas palabras?, ¿ansiamos que se expresen así de la educación que recibieron?, ¿queremos que enseñen lo mismo a sus hijos? ¿Por qué camino quieres llevar a tus hijos?

Conclusión

“Porque Jehová da la sabiduría, Y de Su boca viene el conocimiento y la inteligencia” (Prov. 2:6)

El que ama a su hijo no lo expone al mal y siempre está alegre de ver como éste aprende nuevas cosas cada día en el hogar y fuera de él. Los padres que educan a sus hijos encontrarán satisfacción en las cosas que ellos aprenden, tenemos la oportunidad de que esa satisfacción sea  nuestra. Es seguro que muchos familiares o conocidos se opondrán a que los hijos sean ducados en casa, pero recuerda que ellos están viendo las cosas a través de los ojos del mundo y que no alcanzan a ver lo verdaderamente importante, las necesidades espirituales, las cosas de Dios. Sí expones a tu hijo a las cosas de este sistema será seducido por el mundo, sí no tienes control sobre toda situación que tu hijo este viviendo, es posible que se aleje de tu autoridad y que no entienda el significado de la obediencia. No estamos hablando de ser sobreprotectores  o que no dejemos que nuestros hijos aprendan a hacer cosas por sí mismos y que obtengan logros por medio de su aprendizaje; pero en ese camino, los guías de los hijos son los padres, nadie más, son los padres el medio que Dios utiliza para formar a los hijos. Que triste es cuando vemos que los hijos se rebelan contra sus padres. Yo mismo me rebelé contra mis padres en muchas ocasiones, por malos consejos que aprendí fuera del hogar, alejado de la autoridad y cuidado de mis padres.

Gran tesoro son los hijos, no hay ningún pretexto para mandarlos a la escuela, podrás decir que no quieres que sean ignorantes, pero hay personas que nunca fueron a la escuela y saben aun más que los que sí asistieron, puedes decir que no sabes cómo enseñarles, pero eso no quiere decir que deja de ser tu deber, y es necesario esforzarnos y aprender métodos para enseñar a nuestros hijos con paciencia y perseverancia. Dios nos ha encomendado la formación de los hijos, y si verdaderamente confiamos, Él proveerá lo necesario para enseñar a nuestros hijos. Padres de familia, Les animamos y exhortamos a que sean valientes y se esfuercen, que no teman y tomen la responsabilidad que Dios les ha dado de formar a sus hijos en todo aspecto de la vida. Dios les bendiga

Por Pedro Santos

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