“Por la
fe Enoc”
“Por la fe Enoc
fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque los traspuso Dios;
y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios.”
(Hebreos 11:5).
Desde Adán hasta
Enoc, el registro repite lo mismo—personas nacieron; vivieron; y murieron. Los
primeros capítulos de Génesis terminan la historia de cada hombre con el mismo
y triste estribillo—“y murió.”
¡De pronto eso
cambió! Un hombre nació que vivió como los demás hombres. ¡Pero él no murió! La
Biblia simplemente dice, “… y
desapareció, porque le llevó Dios.”¿Cómo pudo eso suceder? Otra vez la
Biblia da la respuesta. “Por la fe Enoc
fue traspuesto” (Hebreos 11:5). El registro divino revela más la
consecuencia sin precedentes de la transposición de Enoc: “fue traspuesto para
no ver muerte.”
¿Estaba Dios aquí
revelando una nueva faceta de la vida y la muerte? ¿Estaba Él mostrando que
hombres de fe no tienen por qué morir? Lo que le sucedió a Enoc físicamente
representa lo que le ocurre a los hombres espiritualmente si ponen su fe en
Jesús. En presencia de la muerte física, Jesús proclamó, “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté
muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees
esto?(Juan 11:25, 26). Desde entonces, los hombres que han decidido creer
en Él han sido hechos vivos espiritualmente y han ido a estar con su Señor
cuando murieron físicamente.
Esta verdad, sin
embargo, también tiene otra dimensión. Enoc fue un precursor de otra gran
promesa de Dios. Esa promesa apunta a un tiempo cuando los que tienen una fe
viva ni siquiera tendrán que morir físicamente. Es decir, ellos dejarán la
tierra como Enoc. “En un momento, en un
abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y
los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados”
(1 Corintios 15:52). “Porque el Señor
mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá
del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que
vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en
las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el
Señor.” (1 Tesalonicenses 4:16, 17).
“Enoc
caminó con Dios”
(Parte
Uno)
“Caminó, pues,
Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios.” (Génesis 5:24).
Esta breve
declaración es maravillosamente simple pero profunda. Estas palabras descubren
uno de los secretos de lo que la fe hace a los que la ejercen. Meditemos estas
palabras. Notemos la causa (las acciones de Enoc) y el efecto (la aprobación de
Dios). ¿Qué hizo Enoc cuando caminó con Dios? ¿Debería esto ser algo misterioso
cuando Dios utilizó un lenguaje común cotidiano y ejemplar? Algunos hechos
simples acerca de caminar con alguien pueden mostrarnos lo que Dios quiere
decir.
Cuando dos
personas caminan juntas, se familiarizan
entre sí. Cuanto más tiempo caminan juntos, más crece su profunda relación.
Cada uno aprende más acerca del otro por lo que dice y/o por lo que no dice. El
carácter y los valores se hacen manifiestos. El respeto crece o mengua. Si todo
sigue bien entre los dos, entonces tienen una relación similar a la que Enoc
tuvo con Dios. Enoc conocía a Dios como una persona, no como una abstracción.
Seguramente, Dios conocía a Enoc por dentro y por fuera, en una relación
creciente, continuaron juntos.
Para que dos
caminen juntos, deben ponerse de acuerdo
entre sí. Una de las primeras cosas que las personas hacen cuando ya no están
de acuerdo, es dejar de caminar juntos. Juan 6:66 nos dice lo que muchos
discípulos hicieron cuando ya no estaban de acuerdo con Jesús. El profeta Amos
lo dijo así: “¿Andarán dos juntos, sino
estuvieren de acuerdo?” (Amos 3:3).
Obviamente,
cuando dos caminan juntos; ambos desean el mismo destino. Ellos están de
acuerdo acerca de cómo llegar allá y sobre qué tan rápido ir. En el caso de
Enoc y Dios, los que caminaron juntos no eran iguales; un hombre mortal caminó
con el Dios Inmortal. Enoc llegó a un acuerdo con Dios mediante la entrega de
sus propias ideas e intereses. Podemos estar seguros de que él encontró
satisfacción y seguridad en el acuerdo.
Un acuerdo o
arreglo marca el término de una discusión. El hombre no puede tomar un curso
diferente del que Dios establece en su palabra y en verdad caminar con Él. Dios
constantemente camina el mismo camino, y Él viaja hacia Su propio destino. Él
está siempre buscando a los que caminarán con Él.
¿Está tu caminar
con Dios trayéndote a una relación más cercana y más profunda con Él?
¿Entiendes Su santa y afable naturaleza más perfectamente ahora que hace un
año? ¿O que hace seis meses? ¿O que hace un mes? ¿Fácilmente disciernes y haces
su voluntad?
¿Estás en armonía
con Dios? ¿O discutes con los propósitos de Dios cuando Él te llama a soportar el dolor o la tristeza? ¿Cuando Él
te lleva a un lugar de servicio sacrificial? ¿Cuándo Él señala algo malo que
confesar o algún pecado al cual renunciar? ¿Estás caminando con el Señor ahora
para que puedas caminar algún día con Él en gloria?
“Enoc caminó con Dios”
(Parte Dos)
“Mas la senda de
los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es
perfecto. … Examina la senda de tus pies, y todos tus caminos sean rectos.”
(Proverbios 4:18, 26).
Cuando dos siguen
caminando juntos, demuestran que se aprecian
mutuamente. El aprecio surge de los intereses mutuos. En una multitud, las
personas con intereses comunes se encuentran y disfrutan de su mutua compañía.
Esta atracción a ciertos tipos de personas revela algo acerca de una persona.
Así fue con Enoc. Sabemos que él tenía un interés común con Dios. De hecho, ¡el
caminó con Dios por trescientos años! Sin duda su apreciación creció como
también su relación con Él creció.
¿Cómo se sentía
Dios al respecto? ¿Quería la compañía de Enoc? Sin duda que sí. Años atrás, Él
había caminado con Adán y Eva en su bello jardín. Entonces un día Adán y Eva no
aparecieron. Dios los llamó, pero el pecado había roto su comunión, y ellos no
querían verle a Él ni caminar con Él. Qué triste, no sólo para Adán y Eva, sino
también para Dios.
Así fue durante
muchas generaciones. Enoc es el primer hombre que la Biblia acredita de nuevo
caminando con Dios. ¿Apreció Dios tanto a este hombre que finalmente se lo
llevó en un largo y permanente caminar con él? Una pequeña niña dijo: “¡Enoc y
Dios estaban caminando y cuando Enoc estaba muy lejos de su casa, Dios decidió
llevárselo a su casa!”
La comunicación reduce el tiempo de viaje. El
tiempo pasa agradable y rápidamente cuando compartimos amistosamente.
Trescientos años—y Enoc seguía caminado con Dios. Y todavía lo está.
Cuando las
personas caminan juntas, también se
influencian entre sí. Los acentos y modismos de la zona en la cual crecimos
nos siguen. Especialmente tendemos a imitar a la gente a la que admiramos. Fue
dicho por un prominente predicador que
muchos “pequeños” predicadores lo imitaban. Sin duda Dios influenció a
Enoc de muchas maneras mientras caminaron juntos. Debemos elegir caminar con
los que nos van a influir de una buena manera y vamos a hacer que el caminar
con Dios sea más fácil para todos nosotros.
Caminar requiere
un esfuerzo. Enoc no se sentó con Dios. Ni tampoco anduvo con Dios en un suave
sofá. ¡Él se esforzó caminando! Pero el esfuerzo le hizo bien. Así como caminar
proporciona ejercicio saludable para el cuerpo, de la misma manera caminar con
Dios fortalece el alma.
La comunicación
se desarrolla entre amigos cuando entre sí cultivan una relación, amistad,
aprecio, y cuando se influencian unos a otros en la forma correcta. Compartir
sus cargas les hace más ligero el peso. Compartir sus alegrías aumenta su
deleite. La aspiración y la inspiración crecen juntas.
Dios quiere que
nuestra relación con Él sea justo así. Él nos ama con una profundidad que nunca
sondearemos completamente. Él anhela que hoy caminemos con Él por fe para que
podamos caminar con Él en gloriosa realidad en el futuro.
“Enoc… Agradó a Dios”
“Para que andéis
como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena
obra, y creciendo en el conocimiento de Dios;” (Colosenses 1:10).
Volvemos ahora a
una segunda declaración simple pero profunda que descubre aún más el secreto de
lo que la fe hace al hombre cuando camina con Dios. Hebreos 11: 5 lo dice tan
bien: Enoc “…tuvo testimonio de haber
agradado a Dios.” ¿Que más hay que decir o se puede decir? ¡Muy poco,
excepto respirar lo maravilloso de todo!
Mucha gente tiene
dificultad para comprender que el hombre mortal puede agradar a Dios. Ellos
prefieren pensar de un santo como uno que ha estado muerto desde hace mucho
tiempo. ¡Pero Hebreos 11 dice de Enoc que: “antes
que fuese traspuesto tuvo testimonio de haber agradado a Dios.”!
Ilustrar la
verdad muchas veces ayuda a comprenderla mejor. ¿Cómo nos sentimos cuando
alguien procura complacernos? ¿Qué nos hace sentir satisfechos? Usualmente
somos complacidos sobre algo en particular. Los padres se sienten complacidos
cuando sus hijos responden adecuadamente—y quedan aún más satisfechos cuando lo
hacen más allá de lo que se esperaba de ellos. Nos sentimos complacidos no solo
por algún regalo que recibimos, sino también por el afecto que expresa. El
afecto hace que una rama de una flor de diente de león de un niño le parezca
bonita a su madre o que un pedazo de dulce ya probado sea precioso para un
padre. ¿Nos ayuda todo esto a entender el placer de Dios con Enoc?
¿Acaso el placer
de Dios significa que Enoc siempre caminó con un paso perfecto con Dios?
Probablemente no. Pero Dios conocía su sincero deseo para agradarle. Él veía la
aflicción de Enoc cuando fallaba. Y sabemos que Dios le ayudaba a caminar mejor
y mejor. Podemos estar seguros de que conforme Enoc caminó con Dios, llegó a ser
más como Él.
¿Qué hace a este
acontecimiento tan poderoso? Por un lado revela la emoción de Dios. En lugar de
limitarse a aceptar el amor y la lealtad de un hombre como lo que el hombre de
por sí debe hacer (tal como Él tiene el derecho), ¡Dios realmente lo aprecia!
Por otro lado, imagina el dolor que Él siente cuando el hombre le rechaza. Sus
esfuerzos por restaurar a la gente que se aleja de Él prueban su amor duradero
por la humanidad.
¡Que maravilloso
que Dios se complace en el hombre mortal! Qué inspiración debería darnos. El
querer agradar a Dios es una característica inherente de un cristiano. Si le
conocemos como nuestro Padre Celestial, no solamente le amamos sino que amamos
agradarle y complacerle. Su gozo viene a ser nuestro gozo mientras caminamos
con Él.
Pregúntate a ti
mismo: ¿Estoy viviendo verdaderamente para agradar a Dios? ¿O estoy buscando
las posesiones, el prestigio o el placer? ¿Es la aplicación consistente de un
principio cristiano más importante para mí, que ganar mejores salarios o recibir
un mejor pago por mis bienes o servicios? ¿Estoy dispuesto a sacrificar tiempo
y esfuerzo por la causa de Cristo y por la Iglesia? Si esperamos participar de
su Eterna Gloria, debemos vivir hoy de manera consecuente.
“Enoc…
profetizó”
“De éstos también
profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus
santas decenas de millares, para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a
todos los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas
las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él.” (Judas 14,
15).
Dios revela
además que un hombre que camina con Él y le agrada llega a ser útil para Él.
Tal hombre hace más que simplemente disfrutar de la bondad de Dios, dando nada
a cambio. Los que aman a Dios le dan sus vidas de vuelta a Él en servicio. Enoc
hizo eso.
Algo
significativo pasó cuando Enoc se convirtió en padre. La Biblia dice, “Y caminó Enoc con Dios, después que engendró a Matusalén.” Parece que él se hizo consciente de
Dios. ¿Acaso la responsabilidad de una nueva vida como
padre le hizo más sobrio como a muchos nuevos padres? Dios pudo haber insertado
esta observación como una lección para nosotros.
La profecía de
Enoc comenzó con el nombramiento de su hijo Matusalén. Según diversas fuentes, Matusalén significa “Cuando él muera,
será enviado.” ¿Qué sería enviado? ¿Qué vino? El año en que Matusalén
murió, vino el diluvio. ¿Es de extrañar
que Matusalén se convirtiera en el hombre más longevo registrado? La profecía
de Enoc debió haber alentado a Noé y a su familia ya que trabajaron tantos
años, construyendo el arca. Ellos llevaron el legado de Dios de la fe.
Judas 14 y 15
registra otra profecía que Enoc dio, la cual es futura. Aparentemente Enoc
entendió ambas: “la bondad y [la] severidad de Dios.” Él entendió que el juicio
caería sobre una sociedad impía y sobre individuos que ignoran o rechazan a
Dios. Su relación con Dios le dio un sentido profundo de lo bueno y malo.
Mientras el vivió por esos valores, su caminar con Dios continuó.
Para Enoc
profetizar significó predecir eventos futuros. A veces profetizar es
simplemente “anunciar” la palabra y la voluntad de Dios. Ciertamente, cada
cristiano necesita “anunciar” la palabra de Dios. Nuestra apariencia debe ser una predicación piadosa. Nuestros
semblantes deben reflejar el gozo del Señor. Nuestro vestir debe reflejar los
estándares bíblicos de modestia, sencillez, y no conformado a este mundo.
Nuestro porte debe reflejar las virtudes de cautela, respeto y responsabilidad.
Nuestro discurso
debe proclamar el evangelio de nuestro Señor. Un discurso que está libre de
blasfemia, indecencia y de palabras ociosas atrapa la atención del mundo.
Expresiones como “si el Señor lo permite” o “Dios sabe mejor” hacen a otros
consientes de Dios. Y, por supuesto nuestro “anunciar” incluye llamar a otros a
la fe y obediencia.
Nuestra conducta
debe también declarar la palabra y voluntad de Dios. El tratar en nuestros
negocios, nuestro hábito para manejar y nuestra ética de trabajo deben recordar
a la gente que hemos estado con Jesús. Los lugares que a los que vamos y los lugares que evitamos también predican
un mensaje silencioso a los que nos observan.
¿Qué están
leyendo otros en el “evangelio de acuerdo a tu vida”?
“Enoc fue traspuesto”
“He aquí, os digo
un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un
momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la
trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos
transformados.” (1 Corintios 15:51, 52).
Enoc caminó con
Dios. Agradó a Dios y profetizó por Él. ¿Después qué? Después “desapareció, porque le llevó Dios”
¡Que maravilloso final para un caminar terrenal con su Dios! Hebreos 11 nos
dice como pasó. Él fue traspuesto—trasladado o transferido de un lugar a otro.
¡Cuán descriptivo! Él había caminado por un camino polvoriento y difícil. Todo
a su alrededor parecía ser una nube creciente de pecado y vergüenza. De pronto
Enoc se encontró libre de todo eso y fue retirado a un lugar celestial.
Sabemos que aún
en la tierra Enoc conoció el valor de caminar con Dios. Él no habría seguido
caminando durante trescientos años, sino lo hubiera sabido. Por la fe él tenía
una visión de un lugar mejor—la morada de Dios. Por fe él creyó que iría allí
si caminaba con Dios en la tierra. Por la fe él conoció y amó a Alguien mejor
que los dioses de este mundo. Lo que había visto a través de un vidrio oscuro,
ahora lo ve claramente. ¿Valió la pena el largo caminar terrenal? Por supuesto.
Enoc ahora disfruta de lo que había creído y comenzado en la tierra.
Enoc nos da un
maravilloso testimonio. Sin duda que él es una parte de la gran nube de
testigos que ofrece una poderosa palabra de ánimo a nosotros. Su ejemplo
plantea algunas serias preguntas para nosotros. Nuestras respuestas a estas
preguntas contarán la historia de nuestro caminar con Dios. ¿Andamos con Dios
en amor? ¿Nuestro caminar nos lleva cada vez más cerca de Dios? ¿Nos estamos
volviendo más como Él? ¿Estamos experimentando las bendiciones y beneficios que
el caminar de Enoc demostró?
Desde el punto de
vista de Dios, ¿Le agrada a Él nuestro presente caminar? ¿Qué piensa Él sobre
los deseos de nuestro corazón y sobre nuestra reacción hacia Él? ¿Nos hemos
dispuesto para Su servicio? Él usó a Enoc al mismo tiempo para ilustrar un
recto caminar con Él y para profetizar por Él. Dios todavía usa a Su pueblo
para anunciar el evangelio. ¿Estamos ansiosos de hacerlo? Deberíamos de estarlo.
Finalmente, el
gran pensamiento nos inspira en el sentido de que si caminamos con Dios en
vida, Él también nos llevará consigo. “Por
tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria
del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por
el Espíritu del Señor.” (2 Corintios 3:18). Si este es nuestro testimonio
ahora, sabemos que “cuando él se
manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.” (1
Juan 3:2). Él puede llevarnos a través de la muerte o por el llamado de la
trompeta cuando Él reúna a los muertos en Cristo con los vivos en Cristo. Un
“caminar con Dios” en fe nos mantendrá siempre listos para ese momento.
Por David G. Burkholder
Traducido por Marco Antonio Barajas Gómez
Cantos:
Puede ser en la mañana, cuando el día está despertando, Cuando la luz del sol atraviesa la oscuridad y la sombra se está rompiendo, Que Jesús vendrá en la plenitud de gloria, Para recibir del mundo “a los suyos.”
¡Oh, gozo! ¡Oh delicia! Debemos ir sin morir, Sin enfermedad, sin tristeza, sin temor y sin llanto, Arrebatados entre las nubes con nuestro Señor en la gloria, Cuando Jesús reciba “a los suyos.”
Oh Señor Jesús, hasta cuando, hasta cuando, Gritaremos el canto alegre, ¡Cristo vuelve! ¡Aleluya! ¡Aleluya! Amén, ¡Aleluya! Amén.
—H. L.Turner
Como Enoc caminó con Dios, así debo ir, En mi camino por la vida hasta el final de mi viaje.
Anhelo conocer a mi Dios más perfectamente, para que Su naturaleza pueda ser vista en mí.
Con Él estoy de acuerdo; no importa a dónde Él dirija—sobre el camino rocoso o la justa vía.
—Bruce Good
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